¿Qué fue de Robin Thicke?
Blurred lines le trajo el éxito y la desgracia
Robin Thicke tardó 10 años en construir una carrera musical que logró llegar al éxito en 2013 con el lanzamiento de Blurred lines pero que se derrumbó como un castillo de naipes por culpa de los excesos que parece conllevar la fama.
En la primera década del siglo XX, Robin Charles Thicke, hijo del popular actor canadiense Alan Thicke (Los problemas crecen, Cómo conocí a vuestra madre...) quiso demostrar su valía como cantante y compositor de música. Will Smith y Pharrell Williams colaboraron con esta incipiente estrella del panorama musical estadounidense que llegó a abrir los conciertos en Estados Unidos de la gira Overexposed Tour de Maroon 5 o The Beyoncé Experience.
Pero no sería hasta 2013 cuando su vida iba a cambiar radicalmente. Para bien y para mal. Junto a T.I. y Pharrell Williams crearon Blurred Lines una canción y un disco que les iba a llevar al olimpo musical y al infierno personal.
Robin Thicke, #1 mundial
Blurred lines se convirtió en número 1 en todo el mundo por su ritmo, su producción, su videoclip repleto de modelos semidesnudas... Poco después llegaría su provocadora actuación con Miley Cyrus en el twerking más recordado de la televisión musical.
Pero como suele suceder en estos casos, cuanto más arriba se sube, más dura es la caída. Comenzaron a alzarse voces en contra de sus letras excesivamente misóginas y su desenfrenado estilo de vida. La cosa llegó hasta su vida personal en lo que los rumores señalan como una posible infidelidad a su mujer, Paula Patton, que le costó el divorcio pese a que Thicke intentó que volviera dedicándole su siguiente álbum.
Nadie pareció creerse al cantante: ni su mujer ni su público. Las acusaciones de machismo y el mal gusto que derrochaba el videoclip de su single Get her back, una canción dedicada a su ex, aniquilaron sus posibilidades. Las ventas en 2014 fueron desastrosas.
Juicio por Blurred lines
Robin Thicke parecía haber entrado en caída libre. Para frenarla, intentó rodearse de nombres con los que se sentía cómodo: Pharrell, Timbaland, DJ Mustad, Max Martin... Pero las desgracias nunca vienen solas y Blurred lines le iba a cosar una demanda por plagio que interpusieron los
herederos de Marvin Gaye.
La acusación se basaba en el parecido instrumental, estructural y espiritual de la canción de Robin Thicke con Got to give it up de Gaye. Tres años después, la batalla jurídica terminó con una condena de casi 8 millones de dólares.
El cantante declaró en su defensa que el verdadero autor de la canción fue Pharrell Williams y que en la época en que se compuso él "estaba hasta arriba de Vicodin y alcohol así que Pharrell escribió casi todo el tema. Nueve meses después se convirtió en un éxito y yo quise que se me reconociera como autor, así que me autoconvencí de que la había compuesto yo".
Unas desafortunadas declaraciones que no le dejaron en muy buen lugar. Tampoco lo hicieron las acusaciones de maltrato a su hijo Julian que se investigaron en su día aunque consiguió mantener su custodia. Todo se volvió aún más negro para el solista cuando su padre, Alan Thicke, moría a finales de 2016 de un infarto al corazón.
¿Y ahora...?
Una de sus últimas colaboraciones fue Bad man junto a Pitbull. Tras varios años de silencio y de retiro voluntario, Robin Thicke volvió a la carga en solitario a finales de 2018 con Testify.
Se trata de una canción en la que el músico expresa la sensación de pérdida de todos estos años. Testify está llamado a ser el primer single de un álbum de estudio que pondrá fin a cuatro años de silencio discográfico.
De momento no existe fecha estimada de lanzamiento porque Robin Thicke tiene una agenda apretada con sus apariciones televisivas en realitys y talent-shows estadounidenses.
Juan Ignacio Herrero
Redactor de LOS40 desde 2005