7 frases de tu madre que hoy tú también utilizas
Aunque pensaste que jamás las dirías, se las repites a tus hijos sin darte cuenta
Si echamos la vista atrás, todos recordamos algunas frases típicas de nuestras madres que repetían día tras día sacándonos de quicio en muchas ocasiones. Porque, si algo es común a todas las mamás, es que parece que tienen la frase perfecta para cada situación.
Aunque durante tu infancia y tu adolescencia muchas veces no llegabas a entender bien su ironía o sus metáforas (todavía hay quienes no saben de qué rifa exactamente es de la que tienen todas las papeletas), hoy en día eres tú misma quién te sorprendes repitiendo las icónicas frases de tu madre porque, a pesar de que te prometiste una y otra vez que jamás las usarías, hoy las has hecho tuyas. Desde LOS40 te dejamos una selección de algunas que, probablemente, te suenen mucho.
El clásico de los clásicos en cualquier hogar de nuestro país. A lo mejor ahora que lo vives en tu propia piel eres consciente de cuánto trabajaba tu madre durante el día.
Pongámonos en situación: edad adolescente en la que tus padres son las personas que menos molan del mundo y tu círculo de amigos es absolutamente sagrado. Razón por la que intentas pasar por tu casa únicamente para lo estrictamente necesario como comer, dormir y ducharte. ¿A ti también te decían tus padres que tienen complejo de recepcionista?
La comparación típica por excelencia que servía como excusa cuando querías hacer algo que tu amigo o amiga ya había hecho y, evidentemente, a tu madre no le parecía tan bien como a ti. De todos los ejemplos de acciones poco llamativas a seguir, “tirarse por un puente” sigue siendo la ganadora por muchos años que pasen.
Otra de las frases más repetidas por las madres para decir que "¡Ya basta!" y que algo ha ido demasiado lejos.
Una de las frases más míticas de las madres (y padres) cuando sus hijos adolescentes aún no tienen ingresos pero sí que comienzan a tener gastos y, como no podía ser de otra forma, la solución financiera no es otra que pedir dinero a papá y mamá.
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Esta frase era (y es) un clásico en hogares en los que hay más de un niño. ¿Acaso no te decía esto tu madre cuando empezabas a jugar con alguno de tus hermanos a un juego que, según se veía venir, no iba a acabar bien? Las madres, visionarias del futuro, ya sabían que lo que al principio era divertido acabaría en discusión, golpe o caída. Y ahora eres tú quien se adelanta a los acontecimientos con tus propios hijos.
Así de sencillo. Los chantajes emocionales no funcionan con mamá, no servían cuando tu le decías a tu madre "¡Pues me enfado!", ni lo hacen ahora cuando los peques intentan esta estrategia contigo. Si te enfadas, ya sabes lo que tienes que hacer. Sabiduría popular en estado puro.