Especial
¿Cómo saber si estás en una relación tóxica?
Si hay más sufrimiento que buenos ratos, es momento de tomar medidas
Las relaciones tóxicas están mucho más presentes en nuestras vidas cotidianas de lo que creemos, sin necesariamente llegar a casos extremos. Pequeños detalles, gestos y formas de hablar que, poco a poco, van minando la relación, ya que, hay muchos tipos de relaciones tóxicas. Desde las más claras que son las de maltrato, fuente de inspiración de El Mal Querer de Rosalía, hasta otras más sutiles de dependencia o codependencia.
Una situación tan común que hasta puedes encontrar incontables ejemplos de historias de amor tóxico en películas, series o canciones sobre relaciones llenas de infelicidad. ¿Acaso no recuerdas todas las referencias de relaciones poco sanas en ficciones como Juego de Tronos? O, ¿qué mejor ejemplo que la serie de Netflix You? Por no hablar de canciones como Hotter Than Hell de Dua Lipa o Eyes Closed de Halsey. Si alguna vez te has identificado con alguno de estos ejemplos, puede que te encuentres en una relación tóxica.
Señales que indican que una relación es tóxica
Dentro de la pareja hay una serie de indicios que pueden ser las primeras pistas de que algo está fallando y de que, quizás, la relación se está acercando peligrosamente al adjetivo "tóxica" y no siempre tiene que ser unidireccional. Sobre todo, hay que prestar atención cuando se juntan varios factores como estos ejemplos:
- Le parece que pasas demasiado tiempo con tus amigos o familiares.
- Hace planes sin consultar tu opinión.
- Cuando hablas de tus problemas o preocupaciones da a entender que lo que a ti te pasa "no es para tanto."
- Acostumbra a echarte en cara problemas pasados o temas de discusiones que ya estaban solucionadas para ti.
- Ante una diferencia de opiniones, prefieres ceder siempre con tal de que la otra persona no se moleste.
- Los celos también son una clara señal de relación tóxica.
- Discutís mucho más de lo que os divertís.
¿Por qué es tan difícil dejar una relación tóxica?
En muchos casos se debe a que cuando la relación ha llegado a este punto, va ligada a una situación de dependencia, sobre todo si poco a poco has ido aislándote de tu entorno. Además, en la mayoría de las relaciones tóxicas, el autoestima de sus miembros también se ve afectado. En caso de que creas que la situación no puede mejorar, tendrás que armarte de valor y pensar en ti y en aquello que te hace feliz. Como decía Selena Gómez, Lose You To Love Me o, lo que es lo mismo, "perderte para quererme".
¿Cómo arreglar una relación tóxica?
Los pilares que sustentan una relación de pareja sana son el respeto, la confianza, la aceptación y la buena comunicación. Si crees que aún podéis sentar estas bases para crear una relación que te haga feliz, siempre podéis intentar dar una oportunidad a lo vuestro, aunque teniendo claro que debéis realizar un enorme esfuerzo por ambas partes y, probablemente, contar con ayuda de profesionales.
Lo más importante es que sepáis qué es lo que hay que arreglar, qué te molesta de la otra persona y a la otra persona de ti. Aquí la comunicación y el respeto son básicos para llegar a un entendimiento. Podéis establecer una serie de normas de comportamiento para fijar límites y que cada uno pueda exponer lo que piensa sin llegar a discusiones. Si las dos partes de la pareja respetan la opinión del otro y no sobrepasan el límite o, si lo hacen (el cambio no será de la noche a la mañana), se es consciente de que se ha cometido un error y se rectifica, estaréis en el camino adecuado para arreglar la relación.
Tipos de relación tóxica más allá de la pareja
Cuando hablamos de relación tóxica siempre tendemos a pensar en relaciones amorosas o de pareja. Sin embargo, cualquier relación entre personas que no esté sujeta a unos criterios en los que ambas partes se encuentren igualmente cómodas, puede ser una relación tóxica: con amigos, con hijos, con padres, con compañeros de trabajo… Las personas definidas como tóxicas suelen ser manipuladoras y, desgraciadamente, pueden aparecer en cualquier ámbito de la vida. Las relaciones tóxicas, en definitiva, son aquellas que aportan más malestar que bienestar.