Especial
“No la soporto”: esto es lo que opinan tus artistas favoritos de sus propias canciones
A pesar de ser los himnos por los que han adquirido mayor fama, muchos se avergüenzan de haber conseguido el éxito precisamente con ellas
Seguro que te ha pasado alguna vez. Te encuentras en el concierto de tu artista favorito y estás deseando de que llegue el momento en que empiece a sonar la primera nota de esa canción que tan bien te sabes y que te ha acompañado en algunos de los momentos más especiales de tu vida. De repente, comienza a sonar esa línea de guitarra con la que se te contrae el corazón y, por dentro, estallas de emoción hasta que la canción alcanza el estribillo y celebras con tus congéneres tu pasión por la música en general y ese músico en particular.
Pero, conforme tu júbilo alcanza niveles estratosféricos, notas una mueca amarga en el rostro del artista que ha creado esa, para ti, obra de arte. Y digo para ti porque es posible que para él no lo sea tanto y que, incluso, se arrepienta de haber publicado esa canción que suena día sí y día también en radios y plataformas de streaming. Más que anecdótico, es bastante habitual que esto ocurra y, por ello, queremos recordar cuáles son las leyendas de la música que de ser por sus creadores hoy habrían desaparecido de nuestros oídos.
Creep, de Radiohead
Si le preguntas a alguien cuál es su canción favorita de Radiohead y te responde que Creep, asúmelo: no tiene ni idea de lo que está diciendo. No es una canción mala ni mucho menos, pero no consigue reflejar el trabajo de los ingleses… ni de lejos.
No solo porque después de publicar Pablo Honey (1993) vinieron otros tantos álbumes imprescindibles de la banda sino porque, con el tiempo, mejoraron tanto su técnica que se distanciaron mucho de su sonido inicial. El cantante y también líder de Atoms For Peace, Thom Yorke, lo considera una “basura” y en sus conciertos dejó de sonar durante unos años en sus directos por razones lógicas…
Wrecking Ball, de Miley Cyrus
Para la que fuera Hannah Montana hace no tanto, este éxito se ha convertido en su peor pesadilla. Concretamente, Miley Cyrus reconoció en un programa de radio que alguna vez había pensado en cómo sería que se mencionara este icónico videoclip en su funeral. Y es que, en una era donde lo visible se magnifica, resulta probable olvidar el videoclip que acompaña Wrecking Ball.
En opinión de muchos, la cantante roza el ridículo en estas imágenes por el tono sexual que utiliza, donde llega a lamer un martillo y a subirse desnuda encima de una bola de derribo como si se tratara de un toro mecánico. Con este videoclip, dirigido por Terry Richardson, Miley deseaba acabar con la imagen de chica buena que le había conferido su papel televisivo, pero años después se arrepintió por haber rodado algo así.
Smells like teen spirit, de Nirvana
Además de por su prematura muerte, Kurt Cobain ha pasado a la historia por ser un músico que innovó la escena underground de los 90 gracias a su carisma y a su sensibilidad artística. Desde el detalle más mínimo, como el uso de jerséis raídos, hasta el más conceptual, Cobain demostró que iba a contracorriente del mundo en el que vivía y se mantuvo firme en su propuesta estética y musical.
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Porque no, esa canción con la que nos pone los pelos como escarpias no fue su mejor creación según el artista, que no soportaba el hecho de que todo el mundo se la supiera por la cantidad de veces que sonó en MTV. El hecho de que el canal la convirtiera en un producto causó cierto desapego del guitarrista con su propia canción.
I was made for lovin' you, de Kiss
El glam puso en entredicho la sexualidad y, en concreto, la masculinidad, puesto que los grandes representantes de este género eran hombres y rockeros. Por entonces, la idea de maquillaje, plataformas y aspecto varonil no casaban demasiado, pero formaciones como Alice Cooper, New York Dolls o Kiss revirtieron el concepto y lo transformaron en algo más que una estética.
A pesar de que se respiraba androginia y virilidad por igual, los de Gene Simmons dejaron rastro con un tema del que en varias ocasiones se han arrepentido. Para el bajista de la lengua infinita cantarla es como “si estuviéramos en una fogata y fuéramos niñas”.
I kissed a girl, de Katy Perry
Conocimos a Katy Perry en 2008 (tras una brve etapa casi anónima) y no lo hicimos de cualquier manera: en una de sus canciones hablaba libremente de que "había besado a una mujer y le había gustado" y, para qué engañarnos, hablar con esa soltura sobre algo que para muchos era tabú, era un acto de valentía. Gracias a ese éxito producido por Dr. Luke, la californiana se convirtió en un icono lesbian-friendly y se colocó en las listas de éxitos con su primer EP, One Of The Boys.
Pero los tiempos cambian y la música, para bien y para mal, prevalece. Lo que entonces suponía un avance a la hora de hablar abiertamente de la sexualidad, ahora podría verse como una vasta estereotipación de la homosexualidad. Así lo consideró la propia Perry pasada una década, cuando en su propia sección de Glamour aseguró que le gustaría cambiar algunas partes de la canción para no caer en convencionalismos ni etiquetas.
Like a virgin, de Madonna
Fue la canción que Bridget Jones escogió para su desfile feminista en una cárcel tailandesa y también fue la elegida por Quentin Tarantino para estrenarse como director en Reservoir Dogs —una versión que, por cierto, no gustó nada a la diva del pop—, por lo que podemos intuir que se trata de una canción que forma parte del imaginario colectivo de los cinéfilos.
También de los melómanos, pero lo cierto es que su creadora, Madonna, no está muy de acuerdo en que se la siga reconociendo por éxitos como Like a Virgin. Sus constantes transformaciones escénicas y musicales le han llevado por otros derroteros que poco tienen que ver con esta canción de 1984. Fue ella misma quien aseguró que jamás volvería a cantarla en directo… a menos que la pagaran 30 millones de dólares, claro.
Stairway to heaven, de Led Zeppelin
“Me daría urticaria su tuviera que cantar esa canción en todos los shows”, reconoció el vocalista de Led Zeppelin, Robert Plant, a finales de los años 80 en una entrevista para Los Angeles Times. Stairway To Heaven cumpliría dos décadas poco tiempo después de esta confesión, pero el grupo llevaba casi una sin subirse a los escenarios, debido a la inesperada muerte del batería, John Bonham.
Aún quedarían unos años para que esta escalera al cielo volviera a traerles de cabeza tras la demanda de plagio que impuso el grupo Spirit por parecerse demasiado a su canción Taurus. Finalmente, Jimmy Page y compañía ganaron la batalla, más por orgullo que por el tema en sí.
Royals, de Lorde
Que un genio como David Bowie estuviera tan convencido de que Lorde era "el futuro de la música" generó una gran expectación para el público que asistía al nacimiento de una promesa de la música. La neozelandesa no defraudó y publicó un álbum solemne, completo y, en definitiva, diferente a todo lo que se escuchaba entonces. Royals era su gran hit y no había duda de que sonaba muy bien.
Pero, con el tiempo, Lorde empezó a encontrar sosa la canción. Tanto es así que en el Daily Record & Sunday Mail contó que era consciente de que "suena horrible". Esta reflexión se debía a que en YouTube crecían a una velocidad de vértigo las covers de esta canción y la artista se percató de que todo el mundo la interpretaba de una manera que no era la suya. "Suena a politono de Nokia", remató.
Wonderwall, de Oasis
Si a Robert Plant una de las canciones más famosas de la historia del rock le provocaba una reacción cutánea, al pequeño de los hermanos Gallagher lo que le produce otro de sus himnos particulares son arcadas. Así lo contó en Daily Star en una ocasión, justificando que Wonderwall le traía malos recuerdos porque fue una canción muy importante para él y la otra mitad de Oasis, su hermano y casi enemigo Noel Gallagher.
Pero resulta que Liam, además de por su original postura para cantar y su frecuente mal humor, es conocido por ser caprichoso con el destino... Y, donde dije digo, digo Diego, porque por mucho que sienta aversión por este tema, es habitual que la incluya en el repertorio de sus conciertos en directo.