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Prince: La rebelión de un artista prolífico que se sentía esclavo
El 7 de Junio de 1993, Prince celebró su 35º cumpleaños anunciando que cambiaba de nombre
"Prince es el nombre que mi Madre me puso cuando nací”. Por sorpresa, Prince renunció a ese nombre y se convirtió en un símbolo de nombre impronunciable. Se sentía un esclavo y, enfurecido con su sello discográfico, tomó una decisión que dejó a todo el mundo perplejo y que muchos tacharon de ridícula y temeraria. El 7 de Junio de 1993, Prince celebró su 35º cumpleaños anunciando que cambiaba de nombre.
El problema de ser demasiado prolífico
En 1977, cuando Prince Rogers Nelson solo tenía 18 años, firmó su primer contrato discográfico con Warner Bros. Llegó entonces a un acuerdo que funcionó perfectamente para ambas partes. El músico se aseguraba su libertad creativa la producción de su propio material. Warner financiaba los caprichos experimentales del artista y a cambio ganaba montañas de dólares.
Durante los 15 primeros años, el cantante publicó un álbum por año. El departamento de marketing había empezado a ponerse nervioso: Prince estaba inundando el mercado con nuevo material. Y la crítica mostraba cada vez más indiferencia. A pesar de que en ese tiempo habían salido los clásicos inmortales 1999 (1982), Purple rain (1984) o Sign o’ the Times (1987), Warner tenía miedo: Prince corría el riesgo de perder su misticismo y su sobreexposición podía perjudicarle.
La esclavitud en la mejilla
En 1992, Prince amplió su contrato y firmó un acuerdo por el que le pagaban 10 millones de dólares por cada álbum que superara los 5 millones de copias (como había ocurrido con Diamonds & Pearls). Pero mientras Warner buscaba focalizar la atención en cada álbum para rentabilizarlo al máximo, Prince quería vaciar su estudio publicando montones de canciones. Su deseo era lanzar nuevo material tan pronto como estuviera listo. Tenía 500 canciones inéditas en su famosa bóveda. Cuando la multinacional rechazó esta estrategia, Prince se quejó por primera vez en público, apareciendo con la palabra ‘SLAVE’ (Esclavo) escrita en una mejilla. Comparaba sus obligaciones contractuales con la esclavitud.
La rebelión del símbolo
Enfurecido, se rebeló contra su sello, propietario de su nombre, y decidió cambiarlo por algo que no pudieran controlar. Anuncio que ya no volvería a llamarse Prince. Lo cambiaba por un ‘Símbolo del Amor’, una mezcla de los símbolos de los géneros del hombre y la mujer. En su comunicado decía: "Es un símbolo impronunciable, cuyo significado no ha sido identificado. Lleva a pensar de una manera distinta y a conectar en una nueva frecuencia libre (free-quency)", escribió el artista en un comunicado oficial publicado en aquel momento. Y añadía: “Warner Brothers ha cogido el nombre, lo ha registrado, y lo utiliza como principal producto de marketing para promocionar toda la música que escribo. Me he convertido en un mero instrumento para producir dinero para Warner Bros.”.
¿Cómo pronunciar ese símbolo impronunciable?
Como el símbolo no se podía traducir en un teclado, la compañía envió disquetes a los medios con la imagen digital. Según la oficina de Paisley Park en Los Ángeles, el cantante firmó poniendo el símbolo en lugar de su nombre en una sesión de autógrafos en Atlanta. No hacía ninguna mención sobre cómo pronunciarlo.
Quería hacer un cambio y entrar en una nueva etapa en mi vida. Y una de las maneras que encontré para hacerlo fue cambiando mi nombre
La industria musical estaba desconcertada. “No sabemos cómo lo vamos a llamar”, decía un comunicado de prensa de MTV. “Hay gente trabajando en ello. Creemos que están esperando a que Warner Bros. proporcione la palabra oficial”. Pero la discografía mostraba también su estupor: “Esto es tan sorprendente para vosotros como para nosotros”
Se presentaron todo tipo de alternativas a los medios. La mayoría prefirió referirse al músico como ‘The Artist Formerly Known As Prince’ (El Artista Antes Conocido Como Prince).
El significado secreto del símbolo
No era algo nuevo. Prince ya había utilizado anteriormente esa fusión de signos de los géneros masculino y femenino. La primera vez en la portada del álbum 1999 (en el primer ‘9’), después en su motocicleta, en la película Purple Rain. De nuevo apareció en la portada del álbum Graffiti Bridge de 1990, en forma de pendiente.
Como el símbolo clásico no podía ser registrado, Prince contrató a un estudio de diseño de Minneapolis, HDMG, para que lo retocara. Añadieron una especie de trompeta, atravesándolo, y aportando así una identificación única.
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Según Neal Karlen, antiguo redactor de ‘Rolling Stone’ y uno de los pocos periodistas cercanos a Prince, juntos escribieron una explicación secreta sobre el cambio de nombre, y la enterraron en una cápsula del tiempo en Paisley Park, Minesota. Lo único que el redactor ha contado es una frase del cantante: “Nunca busqué romper esquemas”.
“Un divorcio de mi pasado”
En 1999, en una entrevista con Larry King, el artista reveló: “Tenía que buscar en lo más profundo de mi corazón y de mi espíritu, y quería hacer un cambio y entrar en una nueva etapa en mi vida. Y una de las maneras que encontré para hacerlo fue cambiando mi nombre. Era como un divorcio de mi pasado y de todos los obstáculos que tuve que superar. Tuvimos algunos problemas respecto a la propiedad de la música y a la frecuencia que supuestamente tenía que grabarla, y cosas así. Lo pasamos bien”
En 2000, regresó ‘Prince’, cuando expiró su contrato con Warner Bros. En 2015, cuando anunció que únicamente publicaría nuevo material con Tidal, el servicio de ‘streaming’ de Jay Z , repitió la misma comparación con la ‘esclavitud’ que había utilizado en los 90’s: “Los contratos discográficos son como – voy a decir la palabra – esclavitud. Diría a cualquier artista joven... no firmes”.
Alicia Sánchez
Periodista en busca de historias chulas del pop