Última hora
‘La Emperatriz’, de Rigoberta Bandini: la maternidad como génesis de todo lo demás
A través de las canciones inéditas, la artista catalana pone el foco en su experiencia como madre primeriza
Rigoberta Bandini ha lanzado La Emperatriz, un álbum debut que consta de 12 canciones que transitan por temáticas como el amor (propio, romántico, maternofilial), el empoderamiento o el feminismo. Todo ello, desde el punto de vista de la maternidad en el núcleo de la familia tradicional, un punto clave para entender el viaje tan personal que ha realizado la artista durante los últimos dos años.
El disco abre con In Spain We Call It Soledad, una canción con la que nos saluda y nos da la bienvenida: "Hi, I just wanna say hello". Quizá este tema sea el más generacional de todos. Bandini expresa el sentir de esa generación camino de los 30 que no sabe hacia dónde va ni sabe cómo describir exactamente sus emociones, poniéndoles otro nombre, siempre con un toque de dramatismo de más: "I don't know how do they name those feelings [...] In Spain we don't know where to go".
Ay Mamá y Así Bailaba conforman dos de los tracks más empoderantes y feministas de este proyecto. Con la primera, hace un pequeño homenaje a su madre (y a todas las madres y abuelas del mundo), reivindicando la figura de los cuidados, una cualidad que a la mujer le viene inculcada desde la cuna por los roles de género establecidos. Para romper con esto, se rodea de Amaia Romero para reversionar la sintonía infantil machista que se popularizó en los años setenta gracias a los Payasos de la Tele, aquella que por aquel entonces nos presentaba a una niña que no podía jugar porque, durante los distintos días de la semaana, tenía que limpiar, planchar, coser, cocinar, barrer y lavar. Con el nuevo paradigma y la introducción del feminismo a nuestro día a día, la niña puede dejar a un lado su faceta de cuidadora y dedicarse a sus aficiones, como bailar.
Paula Ribó sufría y ahora eso es poesía
Perra, por su parte, se apropia de la acepción de tal insulto y reflexiona sobre lo difícil que es ser en una mujer libre en la sociedad, jugando con el doble sentido de la palabra. Aquí encontramos un verso sobre el fin último de la autora: ser compositora a toda costa. ("Aunque si yo fuera perra, también compondría mis temas, porque nadie me puede prohibir ladrar")
Un destino que deja claro en un principio ya con Julio Iglesias en 2021, incluida también en este disco. Con esta canción, la intérprete acaba, metafóricamente, a Paula Ribó y se convierte en Rigoberta Bandini. Tanto en esta como en A Todos Mis Amantes, nuestra protagonista visita el concepto de amor romántico.
La figura de su hijo Nico como pilar del álbum
Si hay un tipo de amor que se manifiesta a lo largo de este disco, ese es el maternofilial. Si en Ay Mamá va de abajo hacia arriba, es decir, de una hija hacia su madre; en Canciones de amor a ti y Que vivir sea un jardín ese amor se produce en sentido contrario: de una madre a su hijo. En este caso, de Rigo a Nico.
Se puede escuchar a la cantante pronunciar estas palabras sobre la experiencia de ser madre primeriza: "Es muy fuerte porque yo, antes de ser madre, todo esto era en plan: 'A ver, la peña es una exagerada. No puede ser... tan heavy'. Bueno, se te multiplica como... todo. Es como estar vivo pero con 2.000 tentáculos más, pa' lo bueno y pa' lo malo, eh. Hay cosas que jaja... dolor, miedos... pero, joder, es bestia".
El nacimiento de su primogénito le ha devuelto la ilusión y se ha convertido en una fuente de inspiración para ella. Una vez más, pretende romper los estereotipos e inculcar a su pequeño valores basados en la libertad y en la naturalidad: "Que los hombres de este nuevo mundo lloréis bien tranquilos".
Sus referencias a la religión
Bandini se considera "muy creyente" a su manera. "Para mí Dios y la fe tienen mucho que ver con expansión, con no tener límites [...] Reivindico la figura de Dios desde la izquierda", declara.
Quizá, por eso, vemos una representación constante de símbolos religiosos en este trabajo. No solo en la portada, en la que ella parece un Patocrátor moderno, sino también en las canciones. Que vivir sea un jardín puede hacer referencia perfectamente al Edén, al paraíso; en Que Cristo Baje pide que le enseñe a rezar; y La Emperatriz que cierra el álbum y actúa como nexo entre todas las canciones, es un aleluya con autotune.
La maternidad como el germen de un viaje multisensorial
La Emperatriz es, en definitiva, una carta abierta a personas muy concretas de la vida de Rigoberta; la cantante no habla aquí de conceptos desde un punto de vista general, pudiéndose extrapolar a todas las mujeres -ya hubo un debate en redes sociales sobre si Ay Mamá era una canción tránsfoba porque no todas las mujeres son personas sangrantes, y tampoco las mujeres cis que padecen la menopausia o alguna enfermedad reproductiva lo son-.
En este caso, son sus propias vivencias las que dan forma a las canciones: la forma en que ser madre le ha cambiado la vida, cómo son sus domingos en familia ahora, cómo es la relación con su hijo y con su entorno, los cuidados... y cómo todo ello sigue perteneciendo al feminismo porque ha tenido la libertad de elegir esta vida, y quiere que su hijo crezca en los mismo valores.
Es una dedicatoria a su familia, en primera instancia, formada por su marido y su hijo; también a su madre. En segundo lugar, a ella misma y a la transformación que su cuerpo y mente han sufrido con la maternidad.
Ana Escobar Rivas
Redactora de LOS40. Tu enciclopedia de memes de confianza. Soy la queso (la que sobrevive a base de...