Historia de la música funk: de James Brown al funky actual pasando por los 80 y los 90
Los sonidos del funk, que mezclan soul, jazz, ritmos latinos y R&B, han enamorado a varias generaciones
Definir e identificar la música funk es tan sencillo como amarla. Este estilo musical capaz de levantar el ánimo de las almas más tristes es, a diferencia de muchos otros, muy fácil de diferenciar de sonidos hermanos o coetáneos como pueden ser el jazz, el soul o el rock and roll. Y es que para que una canción sea clasificada como funk solo debe cumplir una única condición: estar tocada On the one!
Esto, obra y gracia del gran James Brown, quien fue el gran precursor del sonido funky, significa que las canciones de este género responden siempre a un compás 4/4 interpretado en downbeat. Es decir, que, si escuchas funk, inevitablemente tus oídos tendrán que registrar cómo los músicos tocan compases de cuatro tiempos en los que el acento se lo lleva el primero, al contrario de lo que suele pasar con otros muchos estilos en los que, pese a haber excepciones, predomina el backbeat que da mayor fuerza a al segundo y al cuarto tiempo. El funk, solo es funks si está compuesta con un compás a cuatro tiempos y se interpreta acentuando el primero. Es una regla básica e intransferible del género. No hay excepciones.
El gran aporte musical de James Brown: crear el funk
No se puede hablar de funk sin hablar de James Brown. Él fue el gran precursor de este tipo de música y, pese a que, hasta los 30 años, allá por 1963, este músico se había focalizado en el soul y r&b, las influencias de la música de Nueva Orleans, donde se usaba un poco más el beatdown, acabaron provocando que su espíritu creativo le diese forma al funk.
James Joseph Brown, el nombre de nacimiento de este icono de la música del siglo XX, se obsesionó con el beatdown que había escuchado en los estados del sur y además de incluirlo en su música, le quiso dar absolutamente todo el protagonismo enfatizándolo al máximo y creando en sus canciones pasajes instrumentales a los que les daba incluso más protagonismo que a los mismísimos estribillos.
Para Brown era tan importante destacar este sonido en su música que, tal y como ha pasado a la historia, machacaba a sus músicos en los ensayos insistiéndoles en la idea de tocar sobre el primer tiempo. “Play on the One! On the One!”, se dice que gritaba el icónico artista de Carolina del Sur a sus compañeros, dando sin saberlo entonces, nombre a una regla que después seguirían todos los músicos que se sumaron al sonido funky: el On the One.
Aunque fueron muchas las canciones a través de las que Brown fue asentando el funk en Estados Unidos, hay un disco que marcó un antes y un después. Cold Sweat, publicado en 1967 por el sello King Records, llegó a las tiendas para consolidar para siempre un estilo musical que hasta el momento parecía solo una moda temporal.
¿Qué es realmente el funk?
Más allá de los tecnicismos de la composición musical, el funk o funky, cuyo nombre significa literalmente “apestoso” en la jerga afroamericana, es un género que le resta importancia a la melodía y la armonía y le otorga prácticamente todo el protagonismo al ritmo, sobreponiéndolo incluso a la letra. En el funk, los reyes absolutos son el bajo y la batería, mientras otros instrumentos como la guitarra o los vientos ejercen también de acompañamiento rítmico. Podría decirse que el objetivo de este estilo es sumergir al público en un universo en el que, al escuchar sus ritmos, sea prácticamente imposible resistirse a bailar.
El funk a través de los años: de James Brown a Jennifer López
Prácticamente al mismo tiempo que James Brown publicaba Cold Sweat, otros grupos que se habían sumado al sonido del de Carolina del Sur lanzaban sus propias composiciones de funky e incluso Dyke & the Blazers se atrevían ya a llevar el nombre de este nuevo estilo hasta el título de sus temas, algo que se materializó con Funky Broadway (1967).
En los años setenta y la primera parte de los ochenta el funk fue introduciendo en sus bases algunos sonidos provenientes del rock psicodélico, algo que pasó a conocerse como P-Funk y cuyo máximo exponente llegó de la mano de George Clinton, quien fundó los grupos Parliment y Funkhadelic que llevarían hasta la formación de la nomenclatura: P-Funk.
Los setenta fueron la época dorada del funk. Por entonces, Estados Unidos estaba lleno de jóvenes con peinado afro y pantalones de campana que no dejaban de bailar esta música frenética mientras, de forma premeditada o no, la introducían en la lucha por los derechos civiles de la comunidad negra.
A principios de los ochenta, sin embargo, el sonido funk cambió para sumarse a la moda de los sintetizadores. Los vientos fueron sustituidos en muchos casos por sonidos electrónicos, llegaron las cajas de ritmos y al bajo le dio pie también un sonido sintetizado. Los tiempos estaban cambiando y el funk se transformó en stripped-down funk de la mano de artistas como Rick James y el mismísimo Prince y bandas tan exitosas como The Gap Band, Te Dazz Band y Cameo y Afrika Bambaata, estos últimos creadores de lo que se conoce como electrofunk.
Sin embargo, los años de oro del funk fueron pocos. En la segunda mitad de la década de los ochenta el interés comercial por este tipo de música había descendido muchísimo en favor de otros sonidos como el hip hop y el r&B, pero su influencia seguía viva. Surgieron subgéneros como el funk metal y el funk rock y el funky pasó a ser la base de sonidos que algunos grupos de rock tan famosos como Red Hot Chili Peppers primero y Rage Against the Machine después, incluyeron en algunos de sus principales temas.
Además, desde finales de los ochenta y durante los noventa, muchísimos raperos usaron samples de funk para crear temas tan icónicos como son el Let Me Ride de Dr Dre e It Was A Good Day de Ice Cube.
En esta misma década, la de los 90, el funk volvió a vivir un momento de gloria gracias al acid jazz. Este movimiento competía con la escena dance fusionando el jazz, el funk y el hip hop de la mano de nombres como Jamiroquai, la banda de Reino Unido que alcanzó la fama mundial en esta década y que actualmente sigue en activo y colándose en los mejores festivales del mundo con sus sonidos funk y acid jazz con pinceladas de electrónica y música disco.
Después de Jamiroquai llegaron artistas como Beyoncé, Jennifer López, Bruno Mars y bandas como Black Eyed Peas que trasladaron el funk a un siguiente nivel incorporando sus sonidos a los de los del r&B más moderno, el pop y la música urbana demostrando así, que puede que el funk puro u original que James Brown creó ya no esté en su momento más alto, pero que, lejos de morir, es y seguirá siendo de gran relevancia entre la música moderna.
Carolina Martínez
Periodista y SEO editorial en LOS40. Propongo...