Especial
Quién es Chappell Roan, la artista drag, camp y con himnos LGTB que por supuesto ha enamorado a Lady Gaga
La historia de un gran fracaso y posterior renacer artístico que va camino de conquistar a público de todo el mundo
¿Qué pasaría si una artista confiesa en pleno concierto que ha rechazado la invitación de Joe Biden para cantar en la Casa Blanca vestida de Estatua de la Libertad? Como mínimo, llama la atención. Chappell Roan ya era una estrella en potencia, pero sus últimos movimientos —y lanzamientos musicales, claro— no paran de ponerla en el punto de mira del éxito internacional.
Las razones para decirle que no al Presidente de Estados Unidos pasan por la aprobación de leyes en dicho país que amenazan la integridad LGTBI+, algo que, por si aún quedaba alguna duda, deja claro su firme compromiso de defender el colectivo. "En respuesta a la Casa Blanca, que me ha pedido actuar por el Orgullo: queremos libertad y justicia para todos. Cuando hagáis eso, es cuando iré", fueron sus palabras. Un colectivo del que no solo forma parte, sino al que también canta en uno de sus más recientes y exitosos singles: Good Luck, Babe!, que ha llegado a colarse en el top 50 USA.
Nacida en Misuri en el seno de una familia tradicional, Kayleigh Rose Amstutz decidió dedicarse a la música empezando por un doble homenaje a su abuelo fallecido para su nuevo alter ego: por una parte, cogió el Chappell de su apellido; y por otra, el color equino sacado de The Strawberry Roan de Curley Fletcher, su canción favorita.
Una vez con un pie en la industria, no le costó demasiado encontrar discográfica y empezar a probar suerte con sus propios temas. Con ser artista desde su adolescencia sí ha expresado alguna queja —ha declarado públicamente sentir lástima por no haber tenido algo tan tradicional en el cliché teen estadounidense como un baile de graduación—; aunque todo fue un entrenamiento que le ha llevado a lo que está deslumbrando al público de Estados Unidos. Pero antes de llegar a lo alto, hubo una caída.
Fue fichada a los 17 años por Atlantic Records —el mismo sello que Charli XCX, Bruno Mars o Sia, entre muchos otros—, y aunque sí llegó a ser telonera de artistas bastante conocidos como Vance Joy, el sueño de ser una estrella pop adolescente se le acabó pronto: tuvo que irse de Los Ángeles y volver a su Misuri natal tras un amago de fracaso en la industria. ¿Acababa ahí la película pop que Roan tenía en mente? Podría haberlo hecho, pero volvió a LA y consiguió encauzar su camino hacia el éxito con la ayuda de Olivia Rodrigo.
Auge, caída y auge de una Princesa del Medio Oeste
Las desgracias nunca vienen solas, y eso lo sabe bien Roan. Su última oportunidad para triunfar fue Pink Pony Club, una canción producida por Dan Nigro y que tuvo una buena acogida, pero que no convenció a Atlantic y terminó por despedirla. Su pareja, con la que llevaba ya cuatro años, la dejó en la misma semana; por lo que desempleada y con el corazón roto, no le quedó otra que hacer las maletas y volver a Misuri.
Pese a que Nigro se alejó para centrarse en Olivia Rodrigo —produjo el superhit driver's license—, con quien compartió un debut estratosférico, ella no se veía trabajando con otra persona. Mientras tanto, y pese a alejarse de la industria, su canción no paraba de cosechar éxitos; por lo que volvió a Los Ángeles y empezó a trabajar en una tienda de donuts. Necesitaba dinero de donde fuese para retomar su carrera, y terminó con un contrato de publicación con Sony.
Esto supuso su reencuentro con Nigro, con el que lanzó Naked in Manhattan y repitió éxito, aunque esta vez eso y su conexión con el productor resultó en la tarea de telonear a Olivia en la gira de SOUR. Y si el hecho de compartir productor con la chica del momento ya le hizo ganar algún que otro oyente, abrir su gira fue el escaparate perfecto para captar adeptos.
Con la suerte de nuevo a su lado, 2023 fue para ella un año marcado por el lanzamiento de su álbum debut, The Rise and Fall of a Midwest Princess. El resto es ya historia: con el éxito de público y crítica, su nombre empezó a sonar aún con más fuerza más allá de Estados Unidos, y su arte empezó a calar como el concepto camp, reivindicativo y libre que siempre había soñado con cantar.
Un futuro brillante, Gaga y el safismo por bandera
Después de girar por buena parte del mundo —estuvo en varios puntos de Estados Unidos, Europa y Australia—, Chappell ha llegado a escenarios tan codiciados como el del Coachella, donde volvió a hacer gala de un estilo único. De hecho, en el mencionado festival de festivales cool no dudó en llevar un ajustado top en el que se leía "Cómeme".
Esa esencia bebe directamente del drag, con el que tuvo un primer contacto de lo más curioso: cuando acababa de estrenar su mayoría de edad, su tío le llevó a un bar de drag queens en el que le sorprendió "lo vulgar que era" y llegó a pensar si tal exceso era "necesario", confesó al medio Kansas City Star. Terminó conquistada por ello.
Ahora, con un mensaje abiertamente homosexual y una estética que huye del cliché sin evitar los feísmos ni la extravagancia, son muchos los que la tildan de "la Lady Gaga de la Generación Z". Y aunque muchos se molesten en compararlas con cierta maldad, hasta la mismísima Mother Monster se ha pronunciado sobre ella:
Y pese a que la propia Chappell no se ha pronunciado, también son muchos los que están seguros de que ese mensaje le ha llegado como una especie de meta alcanzada. Y no es descabellado pensarlo, puesto que buena parte de su música tiene reminiscencias de la Gaga más única que marcó a todo el mundo cantando sobre los horrores de la fama y combinando bisutería con filetes.
Pero que Gaga le haya echado el ojo no es extraño, porque su nombre ha vuelto a resonar en todos lados. Polémicas con Biden como la que se menciona al principio de estas líneas aparte, Roan sentía que era el momento de comenzar a presentar su próximo trabajo. Con Good Luck, Babe!, su primer single desde aquel álbum debut, no solo ha demostrado que el synth pop que lleva por bandera está lejos de agotarse, sino que además cuenta la historia de una chica que se niega a aceptar su homosexualidad tras liarse con otra mujer.
Ese primer adelanto de un próximo trabajo que ha dejado claro que Roan puede tener algo gordo entre manos, quizá tanto como para convertirse en una de las nuevas figuras pop más relevantes del planeta. Si llegará antes o después es algo que decidirá su público, pero, por el momento, está claro que su siguiente proyecto ya tiene la atención de oyentes de todo el mundo.
Javier Rodrigo Saavedra
Cine y música. Música y cine. Y más, claro. Me encontrarás en todo tipo de saraos cubriendo todo, desde...