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Crónica: Belén Aguilera cruza al mundo de lo onírico con un primer Movistar Arena lleno de devotos

La artista ha dado el concierto más importante de su carrera este 12 de octubre

Belén Aguilera en su primer concierto en el Movistar Arena. / Movistar Arena / Alberto Castillo / Movistar Arena / Alberto Castillo

Belén Aguilera no le tiene miedo a los espacios grandes. Ya fue telonera de los triunfitos de OT2017 en el Bernabéu ―ahí había quien aún la conocía como thegirldandthepiano―, y ha sido la gran invitada de conciertos de Ana Mena y Lola Índigo. En el primer Movistar Arena de esta última fue cuando vaticinó que el próximo paso de Aguilera sería su propia arena. Y así ha sido.

Un año de planificación después, la pista del Movistar Arena no podía estar más llena. Casualidad o no, las prendas blancas destacaban especialmente; pero lo que ese recinto iba a vivir estaba lejos de ser una fiesta ibicenca. Se acercaba más a una frontera con el mundo de los sueños, sobre todo al empezar.

El Movistar Arena durante el concierto de Belén Aguilera. / Movistar Arena / Alberto Castillo / Movistar Arena / Alberto Castillo

Al apagarse las luces, la pasarela se encendió descubriendo aún más las telas que tapaban el escenario. Pero no cayó el telón, sino que sonó Ático, de su último trabajo, que pareció aprobado por su público cuando empiezan a cantarlo.

Como un drama italiano siguió, con ella como una buena diva mediterránea por el centro de la pasarela.

La chica, su piano y sus amigas

No le duró mucho la delicadeza. Si bien para Eclipse volvió a su piano haciendo alarde de voz ―una que ha ido conquistando a suficiente público como para llenar una arena―, terminó por quitarse el batín que llevaba. Así dejaba claro que el concierto despertaba, aunque Belén estaba soñando más que nunca.

Samuraï y Belén Aguilera cantando 'De charco en charco' en el Movistar Arena. / Movistar Arena / Alberto Castillo / Movistar Arena / Alberto Castillo

Pero ¿qué es eso de cumplir sueños si no están tus amigas contigo? De charco en charco vino con la sorpresa de Samuraï, con la que derrochó buen rollo en toda la canción. Siguiendo la tónica del tema, no se mojaron el pelo, pero sí disfrutaron palabra a palabra de su colaboración en lo que ya es el punto de inflexión en la carrera de Aguilera.

Sin dejar respirar a los asistentes, la melodía de Thelma & Louise sonó, y muchos fijaron la vista al fondo del escenario esperando a cierta artista catalana. Efectivamente, Julieta llegó para cantar con Belén, de nuevo en un derroche de amistad solo opacado por los gritos del público.

Belén Aguilera en su primer concierto en el Movistar Arena. / Movistar Arena / Alberto Castillo / Movistar Arena / Alberto Castillo

Peor suerte corrió La Tirita, que con una particular versión por parte de Belén, no llegó a tener a Lola Índigo como parte del espectáculo. La anfitriona dio explicaciones: no pudo ir, pero mandó unas flores para felicitarla por lo que significaba ese concierto.

Un altar para la más grande

Este Movistar Arena de Belén no estuvo marcado por discursos grandilocuentes. Ella misma destacó en casi todas sus intervenciones lo mal que se le da hablar en público, aunque no se cortó a la hora de expresar lo que estaba siendo esa noche para ella. Incluso hubo alguna que otra tímida lagrimilla.

Belén Aguilera en uno de sus números de su concierto del Movistar Arena. / Movistar Arena / Alberto Castillo / Movistar Arena / Alberto Castillo

Otro set con temas como invitados en forma de canciones tan particulares como su Licántropo, Camaleón y Mr. Hyde, que alternó con Ilusión Óptica y Nadie me ha preguntado, en la que se proyectan imágenes de sus propios ensayos. También se escuchó algún breve testimonio acerca de lo complicado que fue llegar hasta donde estaba en ese momento.

Tras ello, y vestida de novia, cantó Soledad. La canción dedicada a su abuela se alejaba mucho de cualquier marcha nupcial, y quizá era la intención, pues la otra gran sorpresa de la noche vino con una versión que, si bien aplaudida, tenía una entrañable intención.

Hizo suya enseguida Como una ola de Rocío Jurado. Después, se acordó de su gente: de sus fans, cómo no, aunque también de sus abuelos, que habían venido a verla por primera vez. También, conteniendo la emoción, habló de un amigo "que ya no está" y al que le dedica la canción de la de Chipiona.

La rave de las raves

En medio de un show que bailaba entre el electropop, baladas y una voz hipnotizante, Métrika se unió a Belén sobre el escenario para cantar Dama en Apuros. El resultado fue el momento más raxeta de la noche.

Belén Aguilera, la estrella de la noche del Movistar Arena. / Movistar Arena / Alberto Castillo / Movistar Arena / Alberto Castillo

En un fin de fiestas entre lo cañero, los bailes rituales ―en algunos parecía un embrujo de la mismísima Benita― y los gorgoritos, se escucharon Lolita, Bruja, Se queda dentro y la apoteósica Luna x Vértigo.

Ahora que estoy bien, que casi fue como sincerarse después de haber soportado la presión del show más importante de su carrera, tuvo su guinda repartiendo flores entre los asistentes de las primeras filas.

Belén Aguilera en su primer concierto en el Movistar Arena. / Movistar Arena / Alberto Castillo / Movistar Arena / Alberto Castillo

Cómo puedo volver y Laberinto fueron las que le hizo volver al escenario, levantando el telón y volviéndolo a cerrar una vez más. Esta vez de manera indefinida.

El primer grandísimo espectáculo de Belén Aguilera en el Movistar Arena demostró que, si bien su concepto puede lucir más en espacios algo más reducidos, puede sacarle partido y adaptarse a la perfección.

Belén Aguilera cerrando su primer concierto en el Movistar Arena. / Movistar Arena / Alberto Castillo / Movistar Arena / Alberto Castillo

Yendo al contrario de su Nacer para morir, parece que la artista sigue corriendo muy rápido, aunque sí que sabe dónde ir. Y sí, hace caso de su instinto, porque es todo lo que es... y lo que seguramente le lleve aún más lejos. Si es lo que quiere, claro.