Especial
‘Fine Line’: Harry Styles se hace fuerte en su fragilidad
El artista regresa con un disco sobre el amor perdido y el autoconocimiento ganado que derrocha buen gusto
"Mi nuevo disco va sobre tener sexo y estar triste". Esta jugosa y contundente frase era la primera descripción que conocíamos del esperado regreso de Harry Styles, que anunciaba el pasado mes de agosto en una entrevista con The Rolling Stone que su segundo disco estaba al caer. Y así ha sido, para cerrar 2019 por todo lo alto el artista publicaba este 13 de diciembre Fine Line, un álbum en el que amplia sus recursos sonoro-estilísticos para hablar de una etapa vital marcada por el fin del amor (particularmente de su ruptura con la modelo francesa Camile Rowe) y la aceptación de uno mismo.
Tres años separan a este proyecto de Harry Styles (2016), el debut del exintegrante de One Direction como ente independiente del que fue uno de los fenómenos teen musicales más destacados de los 2000. Sorprendió de su primera propuesta en solitario la incipiente personalidad que demostraba el conjunto de tracks donde Styles parecía querer tomar un camino diferente del que había seguido hasta entonces con la banda que formó junto a Liam Payne, Louis Tomlinson, Zayn Malik y Niall Horan.
Ahora, el intérprete de la épica Sing Of The Times vuelve con un disco en su concepción más ambicioso y arriesgado que sin embargo triunfa por el refinamiento y buen gusto que destilan las canciones. En Fine Line conviven una variedad de géneros, estructuras y estéticas que lo convierten en un álbum dinámico, atractivo y bello.
Track by track
En Golden Harry Styles no solo nos introduce en el que será el sonido característico del proyecto (el protagonismo de los coros, la producción guitarrística a lo The Strokes y las melodías entre nostálgicas e intimistas estarán presentes en la mayor parte de las composiciones), sino que además nos mete de lleno en el tema central que inspira las canciones: el amor, en su presencia y ausencia. Este primer track habla sobre la sensación de vernos deslumbrados/as ante la aparición de una persona que se convierte en la luz de nuestros días, pero también del miedo a sumirnos de nuevo en las sombras ante su posible falta ("I'm out of my head, and I know that you're scared/ Because hearts get broken").
A continuación, escuchamos Watermelon Sugar, Adore You y Lights Up, los que han sido sus tres singles adelanto. Según el propio Harry, la primera de ellas (donde su autor se regocija en los placenteros recuerdos de un romántico verano) fue la composición más difícil de concluir del álbum: "La escribimos en un día pero luego nos llevó un año terminarla". Lo contrario sucedió con Adore You, cuyo "parto" fue liviano e indoloro; sin embargo, la facilidad de su creación no impide que la canción (que recuerda al estilo de The Weekend) sea uno de los platos fuertes del álbum gracias, en parte, al espectacular audiovisual dirigido por Dave Mayer cuya historia (narrada por Rosalía) e imágenes tienen mucho que ver con el concepto general de Fine Line: la importancia que tienen las relaciones afectivas que establecemos con los/as demás sobre nuestro desarrollo personal.
Por su parte, Lights Up se separa de la narración principal para hablar sobre el autodescubrimiento de la propia identidad. El significado del que ha sido el single oficial del disco se ha ligado a diferentes teorías que van desde quienes entendieron la letra como una pronunciación del propio Styles sobre su orientación sexual a aquellos que establecieron una conexión entre el título de la canción y la muerte de John Lennon (según The Killing Of John Lennon, una de las biografías sobre el reconocido músico británico, las últimas palabras que este escuchó antes de ser asesinado fueron: "Do you know who you are?").
Después de este trío de canciones predominantemente optimistas llega otro conjunto de dos temas donde el artista se enfrenta al fin del amor: Cherry, una delicada y nada pretenciosa composición que incorpora al final una grabación de la voz de la modelo francesa y expareja de Styles, Camille Rowe, y Falling, una balada al estilo Nashville en la que comprobamos que entre las ambiciones musicales de su autor ya no predomina el crear épicos hits radiofónicos como Sing Of The Times sino el componer desde la sinceridad y vulnerabilidad más puras.
El conjunto de canciones de Fine Line está concebido en cuatro bloques (emulando a las caras de un vinilo doble) que nos permiten crear conexiones determinantes entre unas y otras. Así, el segundo grupo ("Side B") cierra un episodio centrado en la figura de la amante femenina ("necesitarla, perderla y recordarla") con To Be So Lonely y She. Esta última es, musicalmente, el track más completo del disco; una composición que desprende sensualidad y donde el protagonismo se reparte entre la voz de Styles y las guitarras eléctricas de Mitch Rowland (a quien ya podíamos escuchar en varios tracks de Harry Styles) y Kid Harpoon, que construyen un delicioso e inolvidable solo hacia el final del tema que podríamos ver como un claro culto a Pink Floyd.
Los tres penúltimos temas se suceden como una catarata que nos precipita hacia el final. Cada una de ellas es una propuesta diferente pero coherente con el total donde, además, podemos definir las influencias musicales presentes en Fine Line. Sorprende que, a pesar de que el artista británico había anticipado el influjo del trabajo de Van Morrison, Paul McCartney o T. Rex, brillan las aspiraciones al sonido de The Beatles en las armonías y el tono general de Sunflower, Vol 6. (que sin embargo acaban recordando más a Coldplay), el acercamiento al folk entrañable de The Lumineers en Canyon Moon (donde resulta también evidente el influjo de Crosby&Nash) o las tímidas similitudes entre Treat People With Kidness y algunas de las creaciones de Queen o Bryan Adams.
Fine Line cierra con la canción que da nombre al álbum, una composición que desde el primer acorde nos trae a la mente el For Emma, Forever Ago de Bon Iver. "Siempre vi esta canción como el cierre del disco. Para mí describe el mismo proceso de hacerlo y cómo se percibe en términos generales con las diferentes canciones...", contaba el artista en una entrevista con Capital FM. En este último track, Styles parece poner en balance todas las emociones de los anteriores, aceptando cada una de ellas y aceptándose también a sí mismo.
Conclusiones
Si Harry Styles supuso un desmarque del estilo de One Direction, Fine Line es un acercamiento a una nueva personalidad artística que aún está por desarrollar. El cantante y compositor ha puesto sus miras en formarse un carisma tan atractivo e inolvidable como el de Freddie Mercury, David Bowie o Lou Reed y este es un sueño codicioso para el que tiene aptitudes suficientes. Pero, ¿y valor?
En este segundo disco hay más ambición que riesgo y él se muestra más pretencioso que atrevido. No es, sin embargo, un mal proyecto. Más bien todo lo contrario: brilla el buen gusto, el background musical es más que evidente y la calidad es innegable. Las canciones funcionan por separado y en conjunto, la escucha global es tan fácil como placentera. Se trataría de un disco excelente si él no pareciese querer llegar a más.
Aún así, Styles ha sabido integrar perfectamente recursos de diferentes géneros musicales y estéticas de los 60' en un álbum predominantemente pop. Si no busca las listas de éxitos tampoco renuncia al gusto popular. Así, es capaz de hacer que los gorgoritos y otras técnicas extravagantes no chirríen a aquellos oídos poco acostumbrados al rock psicodélico. La simpleza de las letras no impide que la historia esté bien construida y al/a la oyente le resulte natural y fácil empatizar con ella. Tampoco hay que pasar por alto la importancia que tiene la figura y música de Styles para un nuevo concepto de masculinidad en la que el hombre no tiene miedo a mostrar sus sentimientos y a sentirse vulnerable.
Sin duda, otro de los platos fuertes que nos espera con Fine Line es su interpretación en directo. La gira que sigue al lanzamiento comenzará en 2020 y supondrá una oportunidad para sus fans de todo el mundo de reencontrarse con él en los escenarios. El Love On Tour ha repartido distintas fechas por Norte América y Europa, entre las que se encuentra una particularmente imprescindible: la del 13 de mayo en el WiZink Center de Madrid.