¿No te gusta la música? Quizá tengas anhedonia musical y no lo sepas

¿Conoces a alguien a quien no le guste la música? Aunque parezca mentira, estadísticamente la respuesta debe ser sí. Según diversos estudios realizados desde la década de los noventa, incluido uno llevado a cabo por un grupo de científicos españoles del Grupo de Cognición y Plasticidad Cerebral de la Universidad de Barcelona y el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge, entre un 3% y un 5% de la población mundial puede no sentir ningún placer al escuchar música debido a una anomalía llamada anhedonia musical específica.

Esta alteración no tiene cura e impide a aquellos que la padecen la posibilidad de desarrollar sensibilidad hacia la música, por lo que, por muy buena o popular que sea una canción —incluidas esas que a los demás se les mete en la cabeza para acompañarles sin descanso durante semanas—, esta no les produce ningún placer.

Las personas que la sufren, según ha explicado a la prensa en reiteradas ocasiones Noèlia Martínez Molina, la investigadora principal al frente del estudio de la Universidad de Barcelona y Bellvitge, no tienen problemas para percibir y procesar correctamente la información contenida en una melodía. Tampoco para sentir placer por otro tipo de estímulos. Simplemente, ellos no conectan la parte emocional con la auditiva en estas situaciones.

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"La parte cerebral que está procesando la música —la corteza auditiva—tiene que comunicarse con el sistema de recompensa. Entonces es cuando nosotros tenemos esa sensación de placer. ¿Qué ocurre en las personas con anhedonia musical específica? Que esta comunicación está disminuida, es menor, que en personas que no tienen esta anomalía", indicó la propia Martínez Molina al respecto al tema a Newtral.

El primer caso de anhedonia musical

Aunque todo apunta a que la anhedonia musical lleva entre nosotros mucho más tiempo, la verdad es uno de los primeros casos documentados de esta anomalía data de la década de los noventa, cuando un joven de 24 años al que le apasionaba la música y que dedicaba parte de su tiempo libre a tocar la guitarra, sufrió un accidente que, inesperadamente, le provocó que dejase de sentir placer al escuchar música e interpretar partituras.

Entonces la lesión de este músico amateur se investigó y trató de resolver sin resultados positivos pero no se le diagnosticó como anhedonia musical. Este nombre clínico se puso por primera vez en 2011, cuando una mujer que sufrió una lesión cerebral alegó sentir los mismos síntomas después de que su cerebro se hubiese visto dañado y decidió reportarlo a su equipo de médicos, que esta vez sí clasificaron sus daños como tal.

Estigma y el desconocimiento sobre la anhedonia musical

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Pese a que los datos sugieren que entre un 3% y un 5% de la población sufre este tipo de anomalía, la realidad es que el estigma y el desconocimiento hacen difícil encontrar a personas que sostenga que, sin tener problemas de salud mental como la depresión o la esquizofrenia, dos trastornos que muchas veces incluyen a la pérdida de placer como síntoma, simplemente no disfrutan de la música.

Muchas de estas personas no son conscientes de que pueden tener esta anomalía y pueden llegar a sentirse diferentes de los demás y no alcanzar a comprender por qué algo que hace vibrar a gran parte de la sociedad, a ellos simplemente les es indiferente.

De hecho, la peculiaridad de los procesos cerebrales de las personas con anhedonia musical se tiene tan poco en cuenta a nivel social, que, tal y como Martínez Molina explicó a zientzia.eus, a las personas a las que se las somete a terapia musical no se les hace antes una prueba de anhedonia. "Por lo tanto, es posible que una persona con anhedonia musical sea conducida a terapia musical, en cuyo caso el tratamiento no será efectivo y se pierde la posibilidad de tratarlo de otra manera", añadió la experta al respecto.