Especial
La verdadera historia de la muerte de Camarón de la Isla
El que está considerado como uno de los mejores cantaores de flamenco de todos los tiempos murió a causa de un cáncer de pulmón en Badalona, muy lejos de su San Fernando natal
La muerte de Camarón de la Isla está rodeada de una especie de halo de misterio aunque en realidad, su explicación es bastante sencilla. El cantaor de flamenco de San Fernando (Cádiz), uno de los más relevantes en la historia de este arte y considerado como un verdadero pionero y referente, perdió la vida el 2 de julio del año 1992 en el Hospital Universitario Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona), muy lejos de su Cádiz nadal a causa de un cáncer de pulmón, una afección que había contraído a raíz de una fuerte adicción al tabaco de la que no se alejó ni durante sus últimos días.
Camarón de la Isla, cuyo nombre real era José Monje Cruz, protagonizó innumerables portadas durante sus últimos años de vida. El artista se había ganado ya mucho tiempo atrás el reconocimiento del público y el de la crítica. Su arte no tenía comparación y de entre los 17 álbumes que llegó a publicar ya resonaban en las mentes de toda España los acordes de canciones como Volando voy (1979) Soy Gitano (1989) y Bulerías (1991). Todo el mundo conocía su nombre y su música, y por ende, la prensa le perseguía y constantemente ponía el foco, además de en su arte, en una salud que, al mismo ritmo que avanzaba su carrera, se fue deteriorando ante los ojos del mundo.
Antes de morir, Camarón de la Isla siguió los consejos de sus médicos en España y se trasladó a Estados Unidos en busca de una posible cura para un cáncer que resultó irreversible. Este hecho, aunque pueda parecer totalmente natural ya que el cantaor se podía permitir buscar la ayuda médica que hiciese falta, hizo saltar las alarmas en nuestro país y los rumores sobre las posibles causas que le habían llevado a cruzar el charco empezaron a brotar.
Aunque la prensa seria recogió que el cantaor había sido ingresado en una clínica de Nueva York el miércoles 8 de abril de 1992 —solo 15 días después de que le diagnosticasen el cáncer en la clínica Quirón de Barcelona— para que los especialistas del centro estadounidense tratasen de extirparle el tumor, los rumores que apuntaban hacia que Camarón de la Isla había ido a Estados Unidos a desintoxicarse de las drogas, pulularon por la España pre-olímpica que mantenía la mirada dividida entre unos Juegos Olímpicos que estaban por arrancar y su cantaor más relevante.
Por entonces, se llegó a escuchar también que Camarón había contraído VIH y que su traslado a Estados Unidos estaba vinculado con un intento de cura de esta enfermedad que solo unos años antes había acabado con tantas y tantas personas a lo largo del globo terráqueo.
Fueron meses frenéticos respecto a lo que los rumores y las informaciones sobre Camarón de la Isla se refiere. La gran voz del flamenco de su generación había dado su último concierto el 25 de enero de ese mismo año en el Colejo Mayor San Juan Evangelista, más conocido como 'El Johnny' de Madrid junto a Tomatito y ya no actuaba ni en los tablaos de Madrid ni en Barcelona.
La prensa sabía que algo iba mal en su salud desde que un tiempo atrás el propio Camarón se había encargado de incorporar a su equipo a un ayudante técnico sanitario que no se separaba de él durante sus giras. Sus problemas con las drogas habían sido públicos, de hecho, él mismo le cantó a la heroína, de cuya epidemia también fue víctima como otros tantos en su época, en Potro de rabia y miel. Pero además, se sabía de sobra que durante una larga época la cocaína también formó parte de sus rutinas.
Sin embargo, lejos de lo que apuntaban los rumores, a Camarón le acabó matando la más blanda de las drogas que había consumido, pero a la vez, la que más enganchado le tenía. Se llegó a decir que Camarón se fumaba 60 cigarrillos al día y no dejó su vicio ni cuando le encontraron una mancha en los pulmones que en un principio ignoró, ni mucho menos cuando le diagnosticaron un cáncer de pulmón terminal que ya afectaba gravemente a sus habilidades físicas.
"Yo para cantar me tomo mi copita y luego para calentar la voz me fumo mi Winston", les decía a sus amigos según recogió la prensa en sus años de gloria. Lo que también les confió a ellos es que no le gustaban las agujas. Camarón sostuvo siempre que jamás se pinchó, por lo que, aunque nunca desmintió explícitamente que tuviese SIDA, sí alejó las dudas con este tipo de afirmaciónes.
Camarón nunca le había dado importancia a la salud ni al dinero. Sin embargo, cuando le diagnosticaron el cáncer decidió apartarse de la vida pública y tratar de salvar su vida. Sus allegados contaron que se dejó 15 millones de pesetas en tratar de que en Estados Unidos le extirparan el tumor, pero ni con todo el dinero del mundo Camarón pudo comprar su salvación.
El tabaco y la nicotina que había consumido de forma abusiva durante sus 41 años de vida acabaron por ganarle la partida. Y, ya de vuelta en España tras recibir tratamiento en EEUU, Camarón murió en un hospital de Badalona el 2 de julio de 1992 y enterrado, días más tarde, en su San Fernando natatal envuelto en una bandera gitana y rodeado de una multitud que se mostraba desgarrada entre gritos y llantos.
Su pueblo mostró ya entonces que Camarón de la Isla para ellos sería inmortal y 30 años después, el cantaor sigue siendo una leyenda que, aunque no esté viva, sigue alimentando el corazón de los amantes del flamenco y de la música en general.
Carolina Martínez
Periodista y SEO editorial en LOS40. Propongo estrategias y escribo sobre todo lo que mande la actualidad....