Hablar de sexo en la música: el impacto de Karol G y otras divas

La forma de expresar y entender el deseo sexual ha cambiado con el tiempo y el éxito de las intérpretes femeninas

Karol G actuando en los 2023 Billboard Music Awards. Gilbert Flores/Penske Media via Getty Images / Gilbert Flores

Si pensamos en sexo y en música, quizá sea el reggaetón el primer género que se nos venga a la cabeza. En primer lugar por el componente explícito de sus letras y vídeos, y también por ser un género desarrollado en lengua hispana, que quizá haya desplazado de nuestra mirada a otros en los que también se ha tratado, como el rock o el pop. Sí, efectivamente: antes que Don Omar y Daddy Yankee, The Beatles, Prince, Led Zeppeling o The Rolling Stones ya habían tocado el tema.

Sin embargo, lo que podemos afirmar es que la forma de hablar de sexo en cada estilo musical es diferente y particular. Y en el caso del reggaetón, se trata de uno de los pilares del género. Este particular estilo que se ha convertido en uno de los favoritos de las nuevas generaciones y está atravesando su boom absoluto, nació en las discotecas underground puertorriqueñas en los años 90. Derivadas de un mix con el reggae panameño ochentero, no tardó en construir sus propios iconos: desde Yankee y Don Omar hasta Vico C. Hector el Father, Nicky Jam y Tito El Bambino, entre otros.

Una de las críticas centrales dentro del género urbano siempre ha sido, precisamente, el tratamiento del sexo y la representación de la mujer en el mismo. En la actualidad, existen una amplia variedad de estudios académicos que analizan el discurso presente en las canciones de reggaetón y su impacto en la sociedad, especialmente en los sectores poblacionales más jóvenes. Y varios de ellos han certificado la importancia del impacto cultural que estas tienen en el comportamiento social, pues se ha documentado que la exposición al contenido sexual guarda una importante relación con las expectativas de la actividad sexual, el inicio de las relaciones, la permisividad dentro de las mismas y el hecho de llevar a cabo o no prácticas sexuales de riesgo.

Algunos elementos reiterados en estos análisis dentro del reggaetón es “la denigración de la mujer” (un término repetido en varios de estos informes), así como su “objetivación” [el (im)popular concepto de “mujer objeto”], y la “deshumanización”. Sin embargo, la mayor parte de estos estudios se centran en analizar conocidas canciones de reggaetón escritas e interpretadas por hombres, pero, ¿han conseguido cambiar nuestras divas reggaetoneras la narrativa alrededor del sexo en la música? Vamos a verlo.

Hablar de sexo en primera persona: la llegada del deseo femenino

Anteriormente hemos revisado como artistas referentes femeninas como Madonna han conseguido transformar la industria musical y la comprensión social de la sexualidad desde los años 80. Desde entonces, el deseo femenino comenzó a adquirir una mayor presencia, aunque no en todos los estilos musicales por igual.

En los años 90, Ivy Queen fue la primera reggaetonera en confrontar un género dominado por la mirada masculina, llevando a cabo una complicada trayectoria que medios como Billboard han considerado vital: “Con canciones como Quiero Bailar, Ivy Queen ha representado a las mujeres en un movimiento que despegó comercialmente siendo dominado por hombres con letras agresivas, donde ella se estableció como una conciencia feminista sin rodeos”.

Aquí también encontramos a otras artistas que aunque no tuvieron el mismo reconocimiento, también estuvieron presentes en la evolución del género, como Lorna o Glory. En sus canciones, se producía un movimiento fundamental para la comprensión recíproca del sexo: la presencia y expresión del deseo femenino. “Porque yo soy la que mando, soy la que decide cuándo vamos al mambo, y tú lo sabes. El ritmo me está llevando Mientras más te pegas, más te voy azotando”, cantaba Ivy en la mencionada Quiero Bailar.

Sin embargo si tenemos que poner la mirada en la artista femenina más relevante en el género y que haya ofrecido un verdadero cambio de paradigma a la hora de hablar de sexo esa es sin duda Karol G. Un año después del lanzamiento de su exitosísimo álbum de estudio, Mañana Será Bonito (2023) que ha conseguido todos los premios posibles —entre ellos, un Grammy y varios Latin Grammys— está claro que la artista representa un éxito sin precedentes en la globalización del reggaetón, incluso en países como Estados Unidos. Y es que entre 2020 y 2022, el consumo de música latina en el país ha crecido un 55,29% de acuerdo con Luminate, superando con creces al 21,61% de la industria general y a los cuatro géneros más grandes el país como el R&B/hip-hop (12.17%), rock (22.28%), pop (20.64%) y el country (19.22%).

Precisamente, dentro de este último lanzamiento y su cara B, Mañana Será Bonito (Bichota Season), encontramos algunas letras que evidencian un cambio de perspectiva en la representación sexual. En OKI DOKI, una canción al puro estilo Motomami, la colombiana habla de cómo el sexo oral es mejor ahora que no está con su ex: “Esta grandota es una chulería / Se la probé, qué rico le sabía / Está mejor de lo que yo creía / Está más rica que la que tenía”, canta. Un contenido explícito que también podemos ver en varias canciones como Gatúbela o Kármika.

Una particularidad que tiene el estilo de Karol a la hora de hablar de la atracción en sus canciones que quizá no encontramos en las canciones más old school del género es una mayor complejidad a la hora de expresar sus sentimientos. Es decir, cuando habla de sexo, no solo habla de sexo. También añade otros componentes a la canción que trascienden del propio acto, cómo el hecho de indagar en cómo se siente o del tipo de relación que quiere tener o no. Factores que nos otorgan una mayor comprensión del deseo sexual femenino en este caso.

Otros ejemplos de artistas femeninas que han contribuido a dar una mayor visibilización y centralidad al rol del deseo femenino en la música urbana son Anitta, María Becerra, Becky G, Natti Natasha, Emilia o Rosalía, entre otras. De hecho, cuando salió HENTAI las redes se revolucionaron con el significado de la canción, pero es un ejemplo idóneo de la expresión femenina del deseo sexual, que además se aleja de los ritmos tradicionales del género hacia un horizonte acústico más pop. ¿Cómo olvidar la viralísima “Te quiero ride, como mi bike / Hazme un tape, modo spy / Yo la batí, hasta que se montó / Lo segundo es chingarte, lo primero Dios”?. No es la primera vez que la artista ha retratado con maestría la esencia del sexo, ya lo hizo también en DI MI NOMBRE en El Mal Querer (2018).

Cabe destacar, por supuesto, el carácter especialmente explícito de aquellas artistas más vinculadas al dancehall, un género que ya de por sí también se articula a través del deseo y la sensualidad, como Tokischa —que por algo se ha convertido en una bestie de Madonna, llegando a protagonizar con ella el remix de Hung Up— y Bad Gyal, que ha vuelto a revolucionar las listas con su álbum debut La Joia, donde el lead single se titula nada más y nada menos que Perdió Este Culo.

En un plano más emergente, tenemos también una amplia variedad de divas que han transgredido con su forma de narrar el deseo. Luna Ki en Septiembre, causó una verdadera sensación viral, mientras que La Zowi, desde el trap, quizá represente uno de los cambios más notorios en la representación y percepción del deseo sexual femenino, como podemos ver en su reciente colaboración con Lola Índigo, Yo Tengo Un Novio. La artista chilena Tomasa del Real también ha cambiado las tablas en este ámbito, igual que la explícita artista drill Mery Myles, quien se inspira en otras potentes referencias como Nicki Minaj o Cardi B.

Cambio de emisor y receptor: las mujeres que escriben a otras mujeres

Si el hecho de que las mujeres hablen de sexo en la música sigue ocasionando revuelo —solo tenemos que echar una mirada a esas artistas a las que recientemente se les ha reprochado hacerlo, como Aitana o Lola Índigo, entre otras—, también cabe destacar la relevancia y el carácter —aún— innovador en la industria de esas letras escritas de mujeres que desean a otras mujeres. Quizá el boom más fuerte en este sentido lo haya pegado Young Miko, que en el último año se ha convertido en una de las artistas femeninas más relevantes dentro del reggaetón.

Desde sus inicios, la puertorriqueña centra sus canciones y letras en la atracción sexual, y las dirige todas hacia otras chicas. Así se han viralizado hits como FINA, Classy 101 o Lisa. Es imposible borrar de nuestra cabeza su “hablando claro, tengo un problema, y es que rápido me enchulo de las nenas”. Y es que es, sin duda, una de las referencias LGTBQ+ en la industria a nivel global, junto a otras intérpretes como Villano Antillano o Snow Tha Product.

Sin embargo también tenemos que señalar otros ejemplos donde, aunque las artistas no se hayan expresado abiertamente sobre su sexualidad, también escriben a otras mujeres desde el deseo. Es el caso de Karol G en en su reciente CONTIGO, o en QLONA, su colaboración con Peso Pluma, donde la colombiana canta: “Estás provocándome aunque lo haces sin querer 7 Ya por ti pregunté y hace más de un mes / Te dejaste con el bobo aquel / Qué hijueputas ganas tengo de besarte / Te vi en una foto y te imaginé sin ropa / Te mentiría si no estoy loca por verte / Con ese jeancito, cómo te ves de culona”.

También es el caso de Nicki Nicole en Una Foto Remix, o en 8 AM, donde en ambos casos escribe a una destinataria femenina. “Ojito' chiquitito', me miró, yo la miré / Nos fuimos en un viaje, ella quiso y yo la dejé / Llegamos a mi casa, la puse en uno más tre' / Ella sabe quién soy, ella quiere que le dé (bandida)”. Encontramos lo mismo en Jermu, la explícita colaboración entre La Joaqui, La Zowi y Omar Varela, donde la artista argentina lleva a incorporar el sonido de sus gemidos a la canción.

En definitiva, todas estas artistas han supuesto pasos gigantescos en lo que se refiere a las diferentes formas de entender el deseo sexual más allá de la afianzada mirada masculina heterosexual. Nuestras divas no sólo nos han regalado grandes hits con los que poder empatizar, también han conseguido romper las barreras de la objetivización, construyendo un sujeto propio; un espejo en el que otras mujeres también podemos reconocernos.

Ana Rojas

Ana Rojas

Redactora y CM de LOS40 USA. En LOS40 escribo sobre pop culture, artistas urbanos, música latina y mucho...

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