Crónica: Juanjo Bona consigue lo imposible y revoluciona su concierto en Madrid a ritmo de jota

Era un teatro, pero el ambiente estaba muy, muy inquieto. Estaba en la calle de la Paz, sí, detrás de la madrileña Puerta del Sol; pero muchos de los asistentes llevaban un buen cachirulo aragonés del cuello ―que no anudado en la cabeza―. Contradicciones como aquella de ser tan mayor y tan niño a la vez, algo de lo que sabe mucho Juanjo Bona.

Ha pasado mucho tiempo desde que el artista salió de la Academia de Operación Triunfo 2023 como cuarto clasificado, y también han pasado muchas cosas por el camino. En el pasado ya ha lanzado un primer single, un disco debut en el que no tuvo problemas en apostar por lo que realmente le dictaba su instinto y una gira propia. En el futuro, volverá a las cocinas de MasterChef ―ya estuvo en ellas, aunque en la versión para benjamines―. Pero de momento, le queda un buen rato sobre las tablas.

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Porque, a diferencia de algunos de sus compañeros, Bona no eligió salas para presentarse a sus fans en directo. Pasó de la magnificencia de los estadios a una gira de teatros por buena parte de España, algo que parece altamente cuestionable cuando sus seguidoras se empiezan a remover en sus butacas esperando a que el ídolo salga a cantar. Pero todo da igual cuando empieza a sonar la melodía que da sentido a Recardelino.

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Empieza con una intro ―“Hay sonidos que no se pierden, se quedan flotando en el aire […] resonando en las voces que los recuerden", decía― para empezar con Moncayo y Virgen de Magallón. Y ahí empieza algo inexplicable.

Maños (y románticos) por una noche

Ese segundo tema, que cuenta una leyenda de lo más local, acabó siendo coreada por todo el público. A diez kilómetros estaba Ed Sheeran actuando en el estadio Metropolitano, y no sería una locura pensar que, proporciones aparte, se cantara con la misma intensidad Shape of You que Virgen de Magallón.

"Estoy... ¡pletórico!", comentó sin poder aguantarse la emoción. Puede que no tuviera planeado decir nada antes de terminar la canción, pero la ocasión lo merecía. Madrid, que define varias veces como su casa en distintas partes del concierto, le ha ayudado a seguir adelante en la vida que tiene ahora, por lo que un sold-out aquí era de lo muy especial.

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Porque Recardelino es eso, según nos contó en la exclusiva primera escucha del disco varios meses atrás. Combina indie-pop con folclore, sin miedo a juntar ambos estilos en algunos temas, y todo para mostrar una evolución que, de hecho, se ve en el propio título de la gira. Golondrinas y La plaza y el río, las siguientes en el setlist, tenían mucho que ver con esta narrativa.

Y es que esta última va dedicada a alguien a quien no tiene reparo en nombrar: dice que el paso a esta vida adulta se ha hecho más sencilla gracias a ir de la mano de Martin Urrutia, cuya relación se fraguó en la Academia de OT y se siguen apoyando mutuamente a día de hoy. De hecho, dos días antes, fue a la premiere del final de temporada de Mariliendre, el primer trabajo profesional de su chico.

No, su relación sentimental ―y salseos derivados― no definen su carrera profesional; pero sí que nutren la experiencia Recardelino de la intimidad con la que fue concebida. "Por ti vale la pena seguir aquí", canta en el tema, y en alguna butaca se escucha algún suspiro. Mientras tanto, un solo de batería bastante potente indicó que el primer acto acababa.

Vuelta breve al pasado mirando al futuro

La Nave del Olvido devuelve a los asistentes a aquella Gala 7 de OT. Las fans están eufóricas por oír el disco el directo ―algunas de nuevo, pues el mismo Juanjo dijo que le sonaban las caras de otras paradas de la gira―, pero no le dicen que no a cantar al unísono el tema de los setenta que tan bien defendió en el programa.

No hay menciones al concurso, ni se necesitan: Bona está a otras cosas, como a celebrar la tradición en el más absoluto presente. Por ello, le canta una rondadera ―"jotas cortitas y rápidas", en palabras del propio artista― a Madrid después de que le entregaran banderas de más de una veintena de países que ya no le cabían en los brazos. La escena alivió el éxtasis fan dejando espacio para el humor, algo a lo que Juanjo nunca renuncia.

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"Madrid me dio el caminar / y en sus calles siempre encuentro motivos / para soñar", canta a ritmo de la primera jota que no se saben sus asistentes. De nuevo, esta dedicatoria a la capital vuelve a ser de lo más especial, puesto que antes de pasar a la fama televisiva y musical pasó tres años como un anónimo estudiante universitario de ingeniería naval.

Amaral, el cierre de un ciclo

Con Me sabe mal, que a juzgar de los gritos de la gente era una de las más esperadas de la noche, se anima a bailar con la gente. No le importó el calor que hacía para bajarse al patio de butacas, donde fue saludando a algunos de los asistentes más selectos: entre el público estaba Carlos González, actor de Mariliendre y de la próxima película de Los Javis y... Amaral.

La historia de Bona con Amaral daría para otro disco. Sus raíces mañas compartidas se encontraron gracias a Patricia Imaz, que en la pasada edición de Premios Dial le entregó al dúo el vinilo de Recardelino. Meses después, ellos invitaron al artista a cantar en su concierto de Zaragoza; y ahora Eva y Juan miraban desde su asiento el show de Juanjo. "¡Sois mis padres!", gritó después de su versión de Toda la noche en la calle. Eso sí, no quisieron robarle el protagonismo y se mantuvieron de lo más discretos tanto durante la actuación como en la posterior dedicatoria.

Una ausencia y mucho amor

El que sí que no estuvo fue Martin, algo que Juanjo disculpó al presentar El Destello, que cantaría a continuación. "Por desgracia no nos puede acompañar hoy, porque estamos trabajando y eso es una buena señal. Así que desde aquí vamos a mandarle un grito enorme a... ¡Martin Urrutia!", dijo, seguido de un "¡Martin, Martin!" coreado por el público. Está claro que las fans son un bien ganancial, pese a que celebren el éxito de ambos también por separado.

Bromas aparte, otro de los momentos más emocionantes del concierto siguió con la presentación de Lo que no ves de mí, el que fue su primerísimo single tras salir de OT y producida por Fresquito y Mango, a quienes mencionó agradeciéndolos sobre el escenario. Todo condujo a Últimamente, otra de sus canciones más especiales.

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"Y últimamente / Tengo la extraña sensación de tener los pies en el aire / Y me da miedo / Perderme entre tanto aplauso y entre tanta gente", recita en el tema, versos que irónicamente encajaban mejor que nunca. Eso sí, el ambiente parecía un espacio lo suficientemente seguro como para dejar atrás los miedos y disfrutar de la música, ya fuera para el anfitrión o para los que le estaban viendo.

Jo-talento y un broche entre lágrimas

No faltaron llantos, no. Había alguna espectadora que no pudo contener la emoción y se echó a llorar, incluso hubo una chica que acabó con tantas lágrimas que Juanjo no dudó en subir al escenario para abrazarla. Él mismo se contuvo en varias ocasiones, aunque al final no pudo evitar dejar caer alguna lagrimilla al ver el éxito de esta primera fecha en la capital.

Antes de eso, hizo gala de su perfeccionismo mandando repetir la melodía de La Magallonera al público ―al más puro estilo Jacob Collier― para un fin de fiesta de lo más jotero. Sobre todo porque le siguió Mis Tías, ese segundo single en el que fue a cara descubierta con el camino que quería seguir: música tradicional y referencias tan, tan específicas que solo podría fracasar estrepitosamente o triunfar. Por suerte, acabó siendo la segunda.

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Con la ya foto tradicional con el público suena I want to break free de fondo, y en un último alarde de versatilidad musical, Juanjo grita "¡Viva Queen!" mientras desaparece del escenario. Con las luces encendidas, los llantos de algunas se solapan con los "menudo conciertazo" de otras.

Las redes han vuelto a opinar al respecto y dicen cosas muy dispares sobre su actuación, pero todas coinciden en algo: quieren verle en directo otra vez. Dicen que son de Italia, Suiza, Perú... muchas, muchas, nacionalidades, ahora unidas por la jota aragonesa. Quién lo iba a decir.

Hay quien podrá ser fan pasional de Juanjo, y quien seguirá estancado en el lado de los haters, pero hay algo que es innegable: la apuesta del maño por su música fue valiente, y ya ha empezado a recoger lo sembrado. Y antes de preguntarnos cuál será su siguiente paso, todavía queda mucho presente por disfrutar.