Crónica: Bad Gyal llena su primer WiZink con una noche llena de sorpresas, amor, sexo y mucho, mucho perreo

La artista ha pasado con nota la que pudo ser su fecha más importante en la capital

Bad Gyal al inicio de su concierto en Madrid. / Mariano Regidor/Redferns

Las cifras la avalan, pero este 17 de febrero llegaba la prueba de fuego: enfrentarse a su primer WiZink Center. Bad Gyal tenía una cita con su primer estadio en la capital —obviando ese Wanda Metropolitano parcial que hizo en plena pandemia— y sus fans lo sabían. A dos horas del comienzo del show, las proximidades de Goya y O'Donnell empezaron a llenarse de glitter, croptops y rejilla.

Aunque si se habla de llenar, solo había que ver el estadio por dentro. Solo unos pocos rezagados comenzaban a llegar a apenas cinco minutos antes del supuesto comienzo del show, donde cualquier cambio de luces es susceptible de indicar que empieza la fiesta. Y tan profesional como siempre, la buena de Badgy fue tan puntual como cañera desde el primer toque de autotune.

Por esa cuerpa nos mudaríamos a Madrid, algo que dejó claro en un arranque que convirtió en mashup de Blin Blin y Slim Thick. No paró y siguió con otros temas como Pussy, Su Payita y Gasto, donde por fin dio un respiro a la audiencia —si por ella fuera, seguramente hubiese seguido dándolo todo sobre la plataforma— para su saludo más sincero: "¿Cómo estamos, Madrid? Es un placer sentir vuestra energía".

Cada gesto que hace sobre el escenario formaba parte de una coreografía perfectamente medida —aunque seguramente ya la tenga interiorizada— que la convertía en una auténtica Diosa. Un top de lentejuelas y unas botas de pelo ayudaban a que las tablas fueran su pasarela particular, y el público, por supuesto, no le negaba ningún halago que mereciera cualquiera de sus pasos.

Bad Gyal con su cuerpo de baile.

Bad Gyal con su cuerpo de baile. / Mariano Regidor/Redferns

Aun así, no pudo evitar salirse del personaje en varias ocasiones. Las letras de Bad Gyal las escribe Alba, y fue precisamente Alba Farelo la que no se resistió a sonreír cada vez que era consciente de que todo el WiZink Center estaba coreando sus canciones. De ahí, una de las frases más cortas pero sinceras de la noche, "es un sueño cumplido, Madrid".

Sorpresas, performances y amor

A Bad Gyal le valdría con un set escueto con el que hacer perrear a su público, pero eso no suele suceder. Y menos en un show propio: la artista cuidó al detalle cada coreografía, ya sea transmitiendo energía con todos sus bailarines —como pudo ser algún dancebreak de Sin Carné— o la performance que montó con Aprendiendo el Sexo, donde hizo de la plataforma una cama y de su bailarín, su obnubilado amante.

Pero ese no fue el único rasgo distintivo de sus shows por el que volvió a apostar. Si los lanzamientos de Farelo suelen ser tan aclamados es porque se llevan escuchando en conciertos desde hacía mucho tiempo, y en esa noche no fue diferente. Cantó por primera vez en directo Chulo después de estrenarlo en plataformas, pero enseguida pasó a nuevas sorpresas.

Bad Gyal en medio de una de sus coreografías.

Bad Gyal en medio de una de sus coreografías. / Mariano Regidor/Redferns

Un fandom tan fiel como el de la cantante es la herramienta perfecta para medir cómo de indédito es cualquiera de los temas que canta. Y si después de gritar Candela, Santa María o Iconic permanecen absolutamente callados, es porque ha decidido cantar canciones de "lo que se viene". En concreto, seis nuevos temas que compondrán su primer álbum —que no mixtape—, La Joia.

Destacaron la posible Enamórate, que será su colaboración con Nicki Nicole —que no mixtape— y otra de la que la propia intérprete destacó su "romanticismo". No sabemos si su primer disco tendrá el romanticismo por bandera, ya que esto solo fue la introducción para uno de los momentazos de la noche: una pedida de mano con Bad Gyal como intermediaria. Silvia le pidió a Julián si se quería casar con ella, y él dijo que sí. Si la catalana va a cantar en la boda aún es otro un misterio.

Un broche glam y con colaboraciones

Las colaboraciones marcaron la noche, quizá el aspecto más dudoso de todo el setlist. Decidió cantar el Zorra con Rauw Alejandro y Flow 2000 con Beni Jr., a pesar de que ninguno de ellos se sumó al directo y, sobre todo, siendo dos temas que tienen su propia versión en solitario. Para compensar, sí que sorprendió a los presentes con la invitación de Quevedo para Real G, cuya presencia acabó en un insulso cameo que no tuvo tiempo ni de bailar sobre el escenario.

Tras esto, hizo gritar a todo el estadio que tenía 3 gramos en el toto, para después hacer uso de la manida falsa despedida que todo show que se precie suele hacer. No tardó en volver, y fue tan evidente que ni recibió el aplauso que se esperaba. ¿La razón? Aún quedaban temazos por escucharse.

Otra de las actuaciones de la noche.

Otra de las actuaciones de la noche. / Ricardo Rubio/Europa Press via Getty

Vuelta al ruedo, esta vez con un vestido rosa y tacones dorados, recordó a la actuación de Rihanna en la SuperBowl parándolo todo para pintarse los labios. Cantó Alocao, también sin la presencia de Omar Montes, para despedirse con la canción que se ha convertido en su himno por excelencia: Fiebre.

De este modo, se despidió de un público más entregado que nunca gracias a su súper hit, que no quiso interrumpir ni para decir adiós. Sí que dedicó un "os quiero" a los presentes, aunque la manera en que recitó Yo solo te bailo a ti haciendo un barrido con la mirada por todas las gradas bastó dejar clara su gratitud con los fans. Ahí, el número 1, la que más se pega salió del escenario demostrando que había marcado un antes y un después en su carrera. ¿Qué será lo siguiente, Alba?

Javier Rodrigo Saavedra

Cine y música. Música y cine. Y más, claro. Me...