El twerking que 'mató' a Hannah Montana o drogarse frente a 55 millones de espectadores: qué hay detrás de la disculpa de Miley Cyrus a Mickey Mouse
La artista, ahora una 'Disney Legend', ha bromeado sobre su etapa profesional más polémica
"Definitivamente no fui creada en un laboratorio. Y si así fuera, debió haber un fallo en el sistema que me causara un fallo en algún punto entre 2013 y 2016", comentaba Miley Cyrus en un punto de su discurso de cinco minutos en la D23 al recibir el distintivo de Leyenda Disney. Acto seguido, añadía un cómico "Perdona, Mickey" recibido entre risas y aplausos. Y cualquiera que haya seguido la última década de la artista sabe el porqué de su disculpa.
La que fuera Hannah Montana se ha reconciliado con el personaje que le dio la fama mundial siendo apenas una adolescente —en Plastic Hearts, su séptimo álbum de estudio, incluyó fotos de ella caracterizada en la serie de Disney Channel—, aunque hubo un momento de su carrera en el que quiso romper con ella. De hecho, llegó a vestir una camiseta con el mensaje 'R.I.P. Hannah Montana'.
La deferencia de Cyrus a Mouse, jefe simbólico de la casa que la vio empezar ante las cámaras —al menos a lo grande, porque pese a que su debut cinematográfico fuese con Tim Burton, fue de apenas unos segundos— viene precisamente por esa época, la era Bangerz. O lo que gran parte de los millenials y Generación Z conocen como uno de los reseteos culturales de la época.
Pongámonos en situación: era 2011, y Miley ya había dicho públicamente que quería centrarse en su faceta como actriz. Aun así, se llegó a reunir con Dr. Luke para crear nueva música —ya había trabajado con él en hits tan recordados como Party in the USA— y se embarcó en el Gypsy Heart Tour, su primera gira sin contenido relacionado con su etapa en Disney. Empezaba a surgir el huracán Bangerz, y eso que no había todavía ni rastro de sus canciones.
Sin poder parar, como una bola de demolición
Su carrera cinematográfica acababa de estancarse —LOL, su película de entonces, no tuvo apenas promoción ni se llevó a demasiados cines, resultando en una recaudación ínfima—, pero ella estaba ilusionada por su nueva música. La anunció en los VMAs de 2012, una edición antes de que desatara la locura más absoluta en todo el mundo.
Pero antes estrenó We Can't Stop, un tema de electropop con elementos de R&B —número 1 de LOS40 el 5 de octubre de 2013—que, aunque en un tono muy relajado, dejaba claro que solo quería divertirse. Y tanto que lo hizo: unos meses después, dejaba clara su posición haciendo twerking con Robin Thicke —voz de la comprometida Blurred Lines, la cual cantó junto a Cyrus en esta actuación— y representando la pérdida de los mínimos restos que le quedaban aún de Hannah Montana.
El resto de videoclips de Bangerz siguieron ocupando titulares, claro, aunque con mirada retrospectiva quizá se tildó de sensacionalismo. Sí, la exniña Disney estaba desnuda sobre una bola de demolición en Wrecking Ball e insinuando la masturbación en Adore You; pero nada que una buena popstar de la época no hiciera.
Quizá empezó a rizar el rizo con actos tan improvisados como encenderse un porro en pleno escenario de los EMAs de 2013, un gesto con el que quiso honrar a la ciudad anfitriona —Amsterdam— y que decidió justo antes de recibir el galardón delante de 55 millones de espectadores alrededor del mundo. Hubo polémicas, sí, aunque no abucheo: la provocación marcó una era que le llevó a lo más alto, pero también le dejó en un sitio imposible de volver a alcanzar.
Una reencuentro con Miley Stewart
Su gran despedida de la época en la que se convirtió en todo un icono pop contemporáneo —parecía la marca oficial de los hipsters de la época— fue el Bangerz Tour, algo que ella misma definió años después como "una inversión en sí misma". Después de 70 fechas alrededor del mundo, la Miley con la lengua fuera se tomaba unas merecidas vacaciones.
Cuatro discos de estudio después, Miley considera esta etapa un "fallo del sistema" entre risas, aunque sin duda ha ido perdonándose con Disney por el camino. No es de extrañar, pues sus inicios como Hannah Montana pasaron por —tal y como ha contado en la D23— tener que regalar entradas para su primer concierto falso. Una fama que tuvo que construir al margen de ser hija de uno de los cantantes de country más conocidos de los años 90.
Sus treinta años le han traído un nuevo enfoque al que ya mira con sus dos primeros Grammy gracias a Flowers, que tiene una narrativa casi poética que le alejan del amor tóxico de su ex y le hace centrarse en el propio —entre otras alegrías, su disco también la devolvió momentáneamente a Disney+ con el documental Endless Summer Vacation: Continued (Backyard Sessions)—; y ahora ha conseguido la hazaña de ser la persona más joven en recibir el título de Disney Legend.
Si volverá algún día a ponerse la peluca rubia es todo un misterio, aunque de momento, vuelve a darse de la mano con aquellos que se la tendieron en un principio.
Javier Rodrigo Saavedra
Cine y música. Música y cine. Y más, claro. Me...