ROSALÍA anuncia su gira 'LUX Tour'. Fechas, ciudades, entradas y más

Crónica: Lady Gaga y su MAYHEM Ball demuestran a Barcelona por qué es la mejor popstar de todos los tiempos

La cantante ha inaugurado su triplete de fechas en la ciudad española con un gran despliegue de medios y talento

Lady Gaga actuando en la MAYHEM Ball Tour. / Samir Hussein/Getty / Samir Hussein

Solo los Little Monsters con mejor memoria recordarán si Lady Gaga prometió en 2018 volver con su próxima gira tras el Joanne Ball Tour... pero lo cierto es que no lo hizo. La Chromatica Ball, pandemia mediante, se convirtió en una exclusiva colección de shows por pocas ciudades del mundo con la que ignoró a España. Ahora lo ha enmendado con MAYHEM, y a lo grande.

Esta gira no tiene secretos para ningún fan que se precie: desde su presentación en el Coachella, el espectáculo apenas ha variado en alguna canción añadida, otras que van variando según qué fechas y, por supuesto, los propios discursos de su anfitriona. Pero Barcelona tenía algo diferente.

Lady Gaga al inicio de su MAYHEM Ball Tour. / Samir Hussein/Getty / Samir Hussein

No, no es que Gaga se sienta una Cheetah Girl recorriendo sus calles ―¿o quizá sí?―; es que es una de las ciudades que le acogió con tal monstruosa demanda que tuvo que ampliar a otras dos fechas más. En la primera de ellas estuvo en LOS40, y menos mal: la artista dio ofreció un espectáculo que, simplemente, hay que ver. Seas su fan o no.

Pese a que esta MAYHEM Ball está a prueba de sorpresas para cualquier asistente al que su algoritmo de TikTok le haya tomado ya por little monster, el espectáculo de la artista volvió a demostrar por qué es una bestia de la interpretación. Y por qué siempre vale la pena verla en directo.

Primer acto: una Gaga muy comprometida... y guapa, y reina

Antes de empezar, el Palau se llenó de ópera. No importó, pues gran parte del target de Gaga seguro que aún tenía resonando en sus cabezas Berghein; pero en este caso se trataba de una amplia selección de piezas con las que la cantante intentaba caldear el ambiente.

Y lo consiguió tanto que pareció que ya no quedan gritos cuando apareció con esa gigantesca estructura que simula ser una falda, pero en realidad es una jaula. Bloody Mary, aquella canción que ella ya defendía mucho antes de que Miércoles la volviera guay, fue cantada discretamente por la anfitriona.

Lady Gaga cantando 'Abracadabra' en el MAYHEM Ball Tour. / Samir Hussein/Getty / Samir Hussein

Le siguió una más machacona Abracadabra, el single individual más exitoso de esta última era. Y de ahí se pasó a las transiciones que muchos querían ver en directo: primero hacia Judas, y después hacia Aura. Para muchos, que Gaga volviera a recuperar temas de ARTPOP es casi un asunto de justicia divina, y se ocuparon de demostrarlo cantando a gritos la brevísima parte del tema que cantó.

Entre hit oficial y hit fan serviceScheiße, por ejemplo, nunca fue single oficial de Born This Way, pero sí una de las históricas favoritas de los Little Monsters―, Gaga apenas se despegaba de su personaje. Temazos aparte, y como suele hacer en sus giras, el show cuenta con una historia, en este caso con un halo operístico, del que apenas sale de principio a fin.

Se metió tanto en el papel que ni si quiera se permitió percatarse de que el público le estaba gritando "Y guapa, y guapa, y reina, y reina, y reina" al acabar su cruzada consigo misma en Pokerface.

Segundo acto: la caída a los infiernos

Puede que su nominación al Oscar dé pistas de cómo de grande es el compromiso real de Gaga con sus personajes, pero en las giras adquiere un tono aún más elevado. Más de diecisiete mil personas le pedían show a gritos, pero ella ya es puro show de por sí. Solo hacía falta añadirle algo de drama, cueste lo que cueste.

Lady Gaga cantando 'Disease' tras 'Perfect Celebrity' en su MAYHEM Ball Tour. / Kevin Mazur/Getty / Kevin Mazur

Si Pokerface es una canción que habla de la bisexualidad de su intérprete, aquí es el pretexto para la lucha de su personalidad dual: cómo la Gaga del presente se enfrenta a la del pasado. Un ejercicio de sutileza que contrasta con Perfect Celebrity, que no esconde apenas metáforas en su letra.

Dentro de un cajón de arena y junto a un esqueleto, Gaga no salió ni en un parpadeo de su propio universo. Todo estaba perfectamente medido, como el efecto final de Paparazzi.

Lady Gaga interpretando 'Paparazzi' en el MAYHEM Ball Tour. / Kevin Mazur/Getty / Kevin Mazur

Una curiosidad: si en su gira de 2009, la Monster Ball, la cantaba apunto de ser devorada por 'el monstruo de la fama' ―una enorme marioneta que simulaba engullirla para luego escupirla con un sujetador que lanzaba llamas de sus copas―; y en la de 2018, Joanne Ball, subía hasta el techo del estadio de turno simulando su muerte; en esta MAYHEM Ball cambia de extremo convirtiéndola en una canción esperanzadora. Tanto, que acaba con una enorme cola del vestido iluminado con un familiar tono arcoiris.

Tercer acto: Mucho MAYHEM

Killah, Zombieboy... hasta Dead Dance. La era MAYHEM se apoderó del clímax del concierto, siendo un protagonista absoluto imposible de eclipsar. Palabras mayores, sobre todo si se tiene en cuenta que durante todo el acto hay un cráneo gigante sobre el escenario.

Lady Gaga cantando 'Dead Dance' en el MAYHEM Ball Tour. / Samir Hussein/Getty / Samir Hussein

Los Little Monsters hicieron los deberes, pues hasta LoveDrug fue de las más cantadas. Pero no se puede evitar lo evidente: incluso Applause, que fue un single de moderado éxito entonces ―algo 'moderado' para la Gaga de 2013 sigue siendo un techo inalcanzable para muchos artistas, claro―, hizo que el estadio se volviera loco.

Una locura poco comparable a la que se produce en las primeras notas del tema que le catapultó a la fama mundial, Just Dance. La acorta, y para colmo, retoma Dead Dance al acabarla. No se puede decir que Gaga caiga en nostalgias, desde luego.

Cuarto acto: las canciones del multiverso

Sí, Shadow of a Man y Kill for Love sonaron después... pero lo verdaderamente celebrado fue ese "one, two, three..." con el que empieza Summerboy. La gran sorpresa de su gira por estadios fue incluir este tema, hasta entonces discretamente colocado en el tracklist de The Fame, y que parece no negarse a cantar pese a la llegada del otoño. ¿Será por el cambio climático?

Lady Gaga cantando 'Summerboy' en el MAYHEM Ball tour. / Kevin Mazur/Getty / Kevin Mazur

Con ella se monta una auténtica fiesta, o mejor dicho, sus bailarines: ella está demasiado ocupada a la guitarra. Un instrumento que incluyó en su Born This Way Ball para interpretar Electric Chapel y que parece haber cobrado fuerza en esta última gira, apareciendo en The Beast y la mencionada Summerboy.

Es precisamente Born This Way la que siguió, y tras ella, una extraña reinterpretación de Shallow en la que le canta a la Mistress of Mayhem, no a Bradley Cooper. Sucede lo mismo con Million Reasons, una exitosa balada que compuso pensando en una relación rota. Aquí, sirve de puente hacia el otro personaje presente en el escenario.

Un broche de canciones sorpresa

Puede que volviera a ignorar el "Y guapa, y guapa", pero Gaga no fue ajena a estar en suelo español. Cambió varias veces su 'little monsters' y su 'paws up' por 'pequenios mostros' y 'manos arriba'; algo que tiene mérito, pues siempre se ha mostrado de lo más determinante con la lengua de Cervantes.

Sin embargo, ese final en un estrecho piano mantuvo en vilo a los que sabían muy bien qué partes del concierto se venían. Las canciones sorpresa.

Lady Gaga al piano en su MAYHEM Ball tour. / Kevin Mazur/Getty / Kevin Mazur

La primera no tuvo demasiada emoción, pues ya la había cantado en acústico unos conciertos atrás. Era Dance in the dark, un tema de The Fame Monster de una etapa en la que, ella explicó, recuerda haber tenido que cantar muchas veces por la alta demanda que había por verla.

No se deja ni si quiera el puente de la canción, ese tan cañero en el que nombra a artistas de la talla de Marilyn Monroe, Sylvia Plath o Liberace. Pero también deja un respiro hacia la segunda canción, que viene con anécdota incluida.

"Vine aquí con el Joanne Ball Tour, y canté muchas canciones de ese disco esa noche, pero no me encontraba en buen estado. Y quiero deciros que, estar aquí ahora... estoy muy feliz. Estar aquí ahora... estoy tan feliz, tan bendecida, estoy en un lugar de mi vida muy distinto ahora", dijo, notablemente emocionada.

No hay que volverse loco a investigar: la que fue su cuarta gira mundial tuvo que ser pospuesta y después cancelada por fibromialgia. Por suerte, sus dos fechas en Barcelona sí pudieron realizarse.

"Decidí cantar una canción que haya cantado aquí antes, pero quería cantarla feliz. Si alguna vez me buscáis, estaré ahí. Simplemente tenéis que ir a mamá", dijo, siendo esto una referencia al nombre original de Come to Mama, una de sus canciones de Joanne. Así, la cantó por primera vez de manera íntegra desde 2018.

Lady Gaga terminando de cantar 'Bad Romance' en su MAYHEM Ball. / Kevin Mazur / Kevin Mazur

Bad Romance puso la guinda de locura absoluta a un show completo, medido y muy bien ejecutado, pero no fue lo último. Gaga decidió apostar especialmente por MAYHEM en esta gira ―ni que fuera dedicada al mismo disco, ¿no?― y cerrar con How Bad Do U Want Me, aunque quedaba la última sorpresa final.

Siguiendo su tradición, Gaga dijo adiós al Palau con una canción de su discografía sonando a través de los altavoces. La elegida fue Perfect Illusion, también del disco de Joanne.

No se sabrá, al menos con esta primera fecha, si Gaga se sentía tan en deuda con Barcelona por haberla obviado en su Chromatica Ball. Como su música, es tan imprevisible que es imposible saber si quería dejar atrás ese olvido o quería dejar bien servidos a los little monsters patrios para disfrutar de un merecido hiato.

Sea como sea, aún le quedaban dos conciertos por dar. Y los asistentes al primero ya se iban con una de las mejores experiencias musicales que se pueden tener: ver en directo a la única e irrepetible Madre Monstruo.