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Internet: así ha revolucionado el mundo de la música
Cómo ha cambiado industria durante las dos últimas décadas
Se puede decir alto y claro que Internet ha cambiado el mundo. Tanto que, hoy en día no concebimos nuestra vida sin nuevas formas de comunicación, como WhatsApp o videollamadas; sin las actuales formas de socialización, desde Instagram hasta Tinder; y, por supuesto, sin la conexión total con aquello que ocurre en cualquier rincón del mundo de manera prácticamente inmediata.
Internet lo ha revolucionado todo y la industria de la música no se queda atrás, desde el soporte hasta la forma en la que la consumimos. Internet, en la versión más parecida a como lo conocemos hoy, llegó hace ya tres décadas dispuesto a poner patas arriba por completo la industria musical. Algo que, tan solo un visionario como David Bowie podía predecir.
Internet y la digitalización se han convertido en los responsables de que la industria de la música hoy en día no tenga nada que ver con cómo era hace treinta años. "Adiós" a lo físico y "hola" al formato digital, a la posibilidad de tener millones de canciones en un espacio mínimo. La revolución de los formatos y la aparición del MP3, relegó por completo las cintas de casete y los discos a los más nostálgicos y, hoy en día, a aquellos amantes de lo vintage. Más allá de la forma, la digitalización de la música supuso una reinvención obligatoria para el sector. Las amenazas en la red eran muchas y el contenido pasó a ser prácticamente gratis gracias a Internet con la aparición de algunas plataformas como Napster. Era más que evidente que, con la llegada de Internet a la música, el primer punto que notó su efecto fue el de la distribución.
Sin embargo, tras muchos años de lucha contra la piratería, por fin parece que los hábitos de consumo han cambiado. La gente está dispuesta a ofrecer dinero por canciones, solo que con la diferencia de que ahora ya no compramos la música, sino que pagamos por escucharla legalmente. Llega el nacimiento del streaming y, con él, nuevos canales como Spotify, YouTube Music, Amazon Music o Apple Music, entre otros. Con ellos, además, se abre un nuevo mundo de posibilidades a la hora de medir la repercusión de un artista más allá de los números de sus ventas. Ahora, las escuchas, las descargas o el número de visualizaciones de un videoclip pueden lograr que un artista o banda estén en lo más alto de las tendencias musicales.
Pero, ¿qué pasa con la creación de música? Como era de esperar, en este terreno la tecnología también ha conseguido hacerse un hueco, tanto que, ya hay algoritmos capaces de crear por sí mismos un auténtico éxito musical con herramientas como FlowMachines. Innovaciones que no dejan lugar a duda de que Internet y la música van juntas hacia una constante evolución y que hacen que nos preguntemos cómo será la música en el futuro.
Los efectos de Internet en la música no se limitan únicamente a la forma en la que se crea o se distribuye, sino que, también ha cambiado nuestra forma de entender el concepto de espectáculo en directo. El mayor ejemplo de esta revolución lo acabamos de presenciar todos y cada uno de nosotros a causa de la pandemia provocada por el coronavirus. La imposibilidad de reunir público junto al confinamiento obligatorio en muchos países, ha hecho que los conciertos en streaming se hayan convertido en los mejores aliados de los artistas. Ejemplos, hay muchos y no de pequeñas dimensiones precisamente. Sin ir más lejos, Lady Gaga organizó el espectáculo benéfico One World Together At Home, que dio cita a muchos de los grandes artistas del mundo en un mega concierto online. En nuestro país, Yo Me Quedo En Casa Festival también se convertía en el primer festival en streaming de España como alternativa de ocio al comienzo del estado de alarma. Una tendencia que no entiende de fronteras y a la que se suman bandas como los surcoreanos BTS, que ya han anunciado su próximo festival online.
Sin embargo, dejando atrás la pandemia y echando la vista hacia los conciertos físicos tal y como los conocemos, Internet también se ha colado de lleno en este terreno. La prueba más evidente de ello es comprobar cómo las entradas para los espectáculos de algunos artistas se agotan a los pocos minutos de que se pongan a la venta, gracias a la posibilidad de adquirir el ticket online. Algo que, hace no demasiados años, sería totalmente impensable sin guardar varias horas de cola.
Por si esto fuera poco, las nuevas tecnologías también "se suben" directamente a los escenarios, revolucionando por completo el mundo de los conciertos como de artistas virtuales en forma de holograma. Un mundo en constante evolución desde los pioneros Gorillaz hasta la exitosa Hatsune Miku, el holograma más famoso del mundo en forma de diva virtual que ha dado la vuelta al globo al más puro estilo estrella del rock.
Pero los hologramas no nos traen solamente nuevos fenómenos musicales, sino que, también están siendo capaces de volver a llenar estadios en forma de artistas que ya han fallecido. Es el caso de la popular gira de Whitney Houston, evidentemente, en forma de holograma, o de María Callas. Una forma de "rescatar" artistas que no convence a todos pero que, indudablemente, impacta.
¿Quién imaginaría hace una década que podría tener contacto prácticamente directo con su ídolo? Seguramente nadie. Hoy en día las redes sociales acercan el lado más humano y más cotidiano de los artistas a sus seguidores, haciendo que podamos conocerles un poco más. Cualquier fan tiene la posibilidad de escribir un comentario a su cantante preferido y, lo que es más impactante, dicho artista puede leerle, contestarle e, incluso, compartir su contenido como, por ejemplo, una cover. Atrás quedaron los tiempos del correo postal…
A nivel profesional, las redes sociales han cambiado por completo las reglas del juego de la industria. Los artistas revelan sus portadas en redes sociales, sus colaboraciones, sus próximos proyectos y dan adelantos de sus singles. Prácticamente es indispensable seguirles en sus perfiles si quieres estar al tanto de cualquier novedad. Información inmediata y de primera mano al alcance de cualquier follower.
Por si esto fuera poco, también la Red nos posibilita nuevas formas de hacer nuestro trabajo como comunicadores y, volvemos a tomar como ejemplo la cuarentena, en la que los contenidos culturales han estado fuertemente demandados. Gracias a herramientas como las videollamadas, ha sido posible conectar con nuestros artistas preferidos y entrevistarlos en LOS40 casi tal y como estábamos acostumbrados.
SoundCloud o YouTube hacen que el hecho de enviar una maqueta a una discográfica suene a historia del paleolítico. Lo que comenzó con el popular MySpace (en sus inicios puramente musical), ha dado lugar a que ahora cualquier artista puede abrirse un canal y subir sus canciones en plataformas muy diferentes. Puede que le vean o puede que no, pero el escaparate está ahí, totalmente accesible para cualquiera que disponga de conexión. De hecho, no son pocos los que se han convertido en estrellas gracias a esta forma de compartir su arte. En nuestro país, uno de los mejores ejemplos lo encontramos en Pablo Alborán, que pasó de subir los vídeos de sus canciones a YouTube a aparecer en los rótulos luminosos de Times Square en diez años. Otro artista quien vio en Internet el punto de partida de su éxito fue Shawn Mendes. Corría el año 2013 cuando empezó a compartir sus covers en la aplicación Vine. Sin olvidarnos de Justin Bieber, un entonces niño prodigio descubierto por Scooter Braun a través de algunos vídeos que el intérprete había colgado en YouTube. ¡De Internet al estrellato!
La democratización de la música gracias a Internet es tal que existen los casos de aquellos artistas que alcanzan la fama mundial gracias a sus singles y colaboraciones sin haber llegado a grabar ni siquiera su primer álbum. Este es el caso por ejemplo de Becky G, que lanzó su disco debut Mala Santa hace unos meses y mucho después de haberse convertido en una estrella de la música con hits como Mayores o Sin Pijama. De hecho, esta nueva forma de consumo de música ha llevado a lo más alto a la conocida como música urbana, convertida en una de las reinas del streaming y foco de la expansión global de la música en castellano.
En vista de todos estos cambios y la creación del nuevo escenario mundial que ha supuesto Internet en la industria musical, cualquier pensamiento hacia el futuro invita a una combinación infinita de posibilidades. En la que, lo único que parece que podemos asegurar con certeza, es que la música seguirá evolucionando y reinventándose, pero siempre acompañándonos. ¡Feliz Día Mundial de Internet!
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